Madain Saleh
Este antiguo cruce de caminos para conquistadores y comerciantes, exploradores y colonos, sigue siendo el destino turístico más importante de Arabia Saudí.
Madain Saleh fue una próspera ciudad establecida por los nabateos en la antigüedad. La olvidada civilización nabatea, cuyo legado se exhibe en las ciudades, tumbas y templos que esculpió directamente sobre las paredes de roca, comparte estilo arquitectónico con su célebre homóloga del norte, Petra.
El acceso al sitio es considerablemente difícil y muchos musulmanes se niegan a entrar en el lugar, creyendo que está maldito porque un pasaje del Corán menciona la muerte de esta nación: ‘ una violenta calamidad se apoderó de ellos y quedaron postrados en el suelo de sus casas’.
Pese a esto, es un yacimiento arqueológico valioso y uno de los sitios de Arabia Saudita que está abierto a los turistas no musulmanes. En 2008, la UNESCO lo declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Taif
Taif es la capital de verano de Arabia Saudita.
Su mayor atractivo es su clima moderado. El centro de la ciudad, con sus animados zocos, está dividido por bulevares flanqueados de árboles e hileras de edificios de color marfil, dignos de la realeza.
El verdor es tan intenso que se podría pensar que uno está en algún lugar muy apartado del desierto y próximo a las montañas.
Taif es conocida por sus productos alimenticios: higos dulces, uvas y granadas crecen en los huertos, cuidados con mimo. Plantaciones de rosas embriagan el aire con su divina fragancia.
Se dice que estar en Taif es estar más cerca del paraíso, porque La Meca se encuentra a tan solo una hora de distancia.
Jeddah
Libre, cosmopolita, liberal: estos son algunos de los adjetivos que mejor describen a la ciudad de Jeddah.
Reconocida desde hace tiempo por ser el centro mercantil del Reino, en ella los zocos y los centros comerciales compiten mano a mano por el favor de los compradores.
En la Corniche, el tramo de costa del mar Rojo, hay unos cuantos centros turísticos, hoteles y playas. También está ubicada aquí la fuente del rey Fahd, una de las mayores del mundo. En esta zona la atmósfera es tan liberal que la muttawa (policía religiosa) tiene prohibido patrullar por algunos de los complejos playeros.
Para apreciar la antigua Jeddah, diríjase al distrito Al Balad, que conserva su viejo encanto. El zoco al-Alawi es bien conocido por sus casas de coral, cuyos locales a pie de calle se han convertido en quioscos y puestos del próspero mercado local.
La Casa Naseef perteneció a una de las grandes familias de mercaderes de Jeddah. Transformada en museo, conserva en la actualidad antiguos objetos que pertenecieron a sus influyentes propietarios.
Parque Nacional Asir
Muchos turistas suponen que Arabia Saudita es una tierra de desiertos abrasadores y gráciles minaretes, y así es. Sin embargo, tras las ardientes montañas hay también franjas de verde bosque, con temperaturas que caen por debajo del punto de congelación.
El parque nacional Asir es una de las áreas elevadas de Arabia Saudí abiertas a los turistas. Situado al suroeste de Abha, su espectacular paisaje es recompensa suficiente para quienes recorren la distancia necesaria para llegar a él.
Esta reserva es asimismo el último hábitat natural del leopardo de Arabia, en peligro crítico de extinción.
Cerca del parque nacional Asir se encuentra la ciudad de Abha. A 2200 metros sobre el nivel del mar, posee un clima moderado que atrae a los visitantes hacia la costa del golfo. Algunos de los destinos turísticos más populares son el pueblo de Rijal Alma, donde aún quedan en pie viviendas hechas de piedra y cuarzo, 400 años después de su construcción.
En cuanto a actividades divertidas, el parapente se ha convertido en una de las favoritas en Abha. Al norte de la ciudad han brotado numerosos puntos de lanzamiento y en las cercanías de la costa del mar Rojo se han delimitado zonas de aterrizaje.
Dir’aiyah
Antigua y casi olvidada, Al Dir’aiyah es el lugar de origen de la familia real saudita. Esta población sirvió también como capital del primer estado saudí, entre 1744 y 1818.
Abandonada en gran medida, la mayoría de las estructuras de barro sufren un importante deterioro, pero en 2010 la UNESCO declaró la localidad Patrimonio Mundial de la Humanidad y actualmente se están dirigiendo esfuerzos a su restauración.
El Palacio Salwa era la residencia oficial de los primeros emires e imanes del estado saudí primigenio. Restaurado hoy, en toda la gloria de sus días, es el mayor palacio de la parte vieja de la ciudad.
La mezquita del Imán Mohammad bin Saud fue antaño un centro de educación religiosa en Oriente Medio. Uno de sus imanes más destacados, el sheikh3 Muhammad Ibn Abd-al-Wahhab impartió en ella lecciones que se convertirían en fundacionales para la secta wahhabita en la actualidad.
Riad
Riad es la mayor ciudad de Arabia Saudita y capital del Reino. Se fundó en la era pre-islámica, con el nombre de Hjar y es una metrópoli de gran riqueza histórica. Como capital de un país próspero, alberga diversos ejemplos arquitectónicos de última generación.
La fortaleza Masmak, antaño asaltada por el Rey Abdul Aziz en su intento de recuperar el reino, se alza como un testimonio del valor de los primeros gobernantes de la moderna Arabia Saudí. Devuelta a su estado original, el museo que hay en el interior de la fortaleza relata los eventos de 1912. Fotos de la vieja Riad decoran las paredes.
Cuando el Rey Abdul Aziz fue coronado como monarca de Arabia Saudita, mandó erigir el palacio de Murabba para que fuese su residencia y sede del gobierno. No obstante, pronto se dio cuenta de que el complejo, construido con ladrillos de barro, no podría hacer frente a una invasión. En lugar de demolerlo, se mudó a una vivienda más segura y transformó la anterior en un museo.
Muchos años después, el petróleo trajo gran prosperidad al Reino. Gracias a su reciente capacidad para financiar la construcción de rascacielos que rivalizaran con los de Dubai, la casa de Saud mandó erigir el Kingdom Centre, el edificio más alto de Arabia Saudí.
Las primeras plantas del edificio están ocupadas por un centro comercial y el hotel Cuatro Estaciones de Riad ocupa las plantas superiores.
Lo que convierte al Kingdom Centre en un lugar de interés turístico es el puente aéreo situado en la planta 99 de la torre. Visitarlo durante el ocaso o de noche permite admirar un panorama imponente de la ciudad.
La torre Al Faisaliyah es otra maravilla que contemplar en Riad. Este elegante rascacielos apuntado posee un centro comercial de lujo, con marcas de renombre mundial, un restaurante enclavado en el interior de una bola dorada en lo alto de la torre y una plataforma de observación justo debajo de él.
Rub al-Jali
Imagínese un desierto del tamaño de Francia. El paisaje yermo se extiende hasta el horizonte, y solo las enormes dunas de arena salpican su desoladora extensión. Apenas hay vegetación, por lo que un viaje por este territorio supone un desafío, circunstancia que sirve para animar a quienes desean aventuras a visitarlo y conquistar su inmenso mar de arena.
Este es el Rub al-Jali, o “Territorio vacío”. Con una superficie de 650.000 kilómetros cuadrados, cubre la mayor parte de Arabia Saudita y se considera uno de los mayores desiertos del mundo.
También es una de las más importantes reservas de petróleo del globo. El mayor yacimiento de crudo a nivel mundial, el Campo Ghawar, se encuentra aquí.
El Rub al-Jali también es la morada del raro y hermoso órice de Arabia, una grácil criatura blanca que, vista desde un lateral, con sus largos y afilados cuernos aparentando ser uno solo, podría tomarse por el mágico animal mitológico, el unicornio.
Para llegar al desierto hay que conseguir un permiso de la Comisión nacional para la conservación y el desarrollo de la fauna salvaje. Éste permiso puede tramitarse fácilmente a través de las agencias de viajes que operan en el Reino. El desplazamiento hasta el “Territorio vacío” suele comenzar en Najran o en las soñolientas poblaciones de Sharurah o Wadi al-Dawasir.
Aunque el desierto puede resultar muy duro para los extranjeros, hay que recordar que los beduinos lo consideran su hogar.
Najran
Más cercana a Yemen que al resto de Arabia Saudí, la ciudad de Najran tiene más en común con aquel país que con la casa real de Saud. Este oasis posee altas viviendas de ladrillos de barro conocidas como gasr, muy similares a las que se encuentran en el distrito de Shibam, en Yemen. También hay un zoco en el centro de la ciudad, próximo a un antiguo fuerte.
Los lazos entre Najran y los reyes yemeníes son históricos y tradicionales. Cuando los monarcas de Yemen decidieron por primera vez cubrir con telas la Kaaba (la construcción cúbica de La Meca, considerada el más sagrado lugar del Islam) utilizaron un tejido fabricado en Najran.
La ciudad constituía asimismo una parada importante en la antigua ruta del incienso, a través de la cual el mundo mediterráneo entraba en contacto con oriente para hacerse con especias, tejidos, oro, pieles de animales y, por supuesto, incienso.
Hoy en día, Najran es un destino popular para la arqueología. En ella hay yacimientos de los que se han extraído objetos de bronce, vidrio y cerámica. Algunos de estos hallazgos se exhiben en el museo de Najran.
En Al-Ukhdood, un recinto con ruinas al sur de la ciudad, se pueden contemplar antiguas tallas e inscripciones.
La provincia oriental
La zona del Golfo Pérsico posee algunos de los mayores depósitos de petróleo del mundo. Para fortuna de aquellos que viven a lo largo de la costa, la industria del crudo ha convertido las subdesarrolladas y pequeñas aldeas de pescadores en prósperas ciudades.
Los centros urbanos de la provincia oriental de Arabia Saudita alojan también a miles de trabajadores extranjeros. La mayoría de ellos trabajan para Saudi Aramco, la compañía estatal del petróleo.
Las ciudades de Dammam, Dhahran y Al Khobar forman el área metropolitana de Dammam. Cada una de ellas tiene su propio carácter que las diferencia de las otras. Por ejemplo, en Dammam reside una considerable población de origen asiático, por lo que a ojos de los turistas la ciudad parece menos árabe. Dhahran, por otra parte, es como una ciudad americana independiente. Al Khobar, antaño un caserío de Dammam, presume de un paseo marítimo que rivaliza con los de Jeddah.
El área metropolitana de Dammam tiene de todo: puntos de inmersión y playas de blancas arenas en el Golfo de la media luna, hoteles deslumbrantes y parques de ocio pensados para las familias.
Aún así, el desierto sigue siendo el telón de fondo de todo ello. La localidad de Al Hofuf se sitúa en un oasis que fue parada para las caravanas que atravesaban la región. Una visita a esta población le permitirá vislumbrar cómo era la vida en la provincia oriental antes del descubrimiento del oro negro.
Yanbu’ al Bahr
Refinerías de petróleo, complejos petroquímicos y amplios centros industriales dominan el perfil de Yanbu al-Bahr. Considerada la ciudad industrial por antonomasia del Reino en la costa del mar Rojo, raramente figura en los mapas turísticos.
Desconocida para muchos viajeros, esta ciudad alberga museos, estadios e incluso parques de atracciones de nivel internacional para no aburrirse. Posee también un impresionante tramo de costa donde la gente se tuesta al sol o pesca a placer.
Bajo sus prístinas aguas, Yanbu esconde un tesoro que pocos conocen. La ciudad posee arrecifes de coral habitados por extraños animales acuáticos y es considerada como el tercer mejor punto de inmersión de Arabia Saudita.
Hay un lugar llamado la playa de las barracudas, donde estos peces se reúnen. Los jardines de coral ostentan someras pozas en las cuales las formaciones de coral embelesan a los buceadores más experimentados.
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