Zurich
Zurich ha sido frecuentemente etiquetada de ‘aburrida capital bancaria’, pero esto es un error. Aunque esta ciudad posee la cuarta mayor Bolsa del mundo y aún es el centro financiero de Suiza, ha ido lentamente deshaciéndose de ese aire gris que antaño se le achacaba.
Desde finales de los años 90, cientos de establecimientos nuevos se han abierto en la ciudad, por ejemplo, clubes y restaurantes.
Y puesto que el Desfile callejero de Zurich ha tomado el relevo del Carnaval londinense de Notting Hill, ahora la ciudad es también la anfitriona de la mayor fiesta callejera anual de Europa.
Por cierto, a pesar de todas estas actualizaciones cosmopolitas, Zurich aún está tan limpia que la llaman el Singapur europeo.
Pero no es Singapur, es mucho más animada que eso.
Zurich ha asimilado todos los elementos brillantes y divertidos de otras grandes ciudades, conservando sin embargo la frescura y el estilo de vida tranquilo propiciado por el aire de montaña.
¿Cuesta imaginarlo? Compruébelo por sí mismo. Algo que hay que admitir forzosamente es que la Zurich de hoy no es una ciudad bancaria.
Ginebra
Ginebra es una ciudad única. Aunque es conocida por ser una de las capitales europeas donde resulta más caro alojarse, esto no disuade a los turistas. Un paseíto por la ciudad y escuchará idiomas de varios países: todas las nacionalidades convergen en esta pulida y hermosa metrópoli.
Hablando de convergencia de nacionalidades, es bien sabido que Ginebra alberga muchas organizaciones internacionales respetadas. Algunas de las que se han establecido aquí son las Naciones Unidas, la Cruz Roja internacional, la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Mundial de la Salud.
En consecuencia, los hoteles de la ciudad siempre cuentan con personajes importantes entre los huéspedes que ocupan sus habitaciones.
A pesar de toda esta de importancia, en Ginebra hay más cosas aparte de fama y glamour. Para saber cómo son los barrios humildes en Europa, puede visitar el distrito de Pâquis. En esta zona de bares y clubes locales, comprobará que Ginebra también tiene su vida provinciana.
Lucerna
Según una leyenda local, tiempo atrás, un ángel dirigió una luz hacia la tierra, indicando a los primeros habitantes de Lucerna donde debían construir una capilla.
Alrededor de la ermita fue creciendo una pequeña aldea de pescadores, y las aguas y las montañas alimentaron a sus residentes.
Es fácil creer la leyenda, porque aún hoy, la ciudad de Lucerna parece un lugar que hubiera recibido la bendición del cielo.
Entre los siglos XIII y XIX, la ciudad de Lucerna prosperó económicamente, al ser una parada importante en la ruta comercial alpina. A medida que mercaderes y visitantes la atravesaban, se daban cuenta del encanto de la localidad y su potencial para el turismo.
El nombre de la ciudad deriva del alemán Luzern, que se puede traducir como ‘ciudad de las luces’. Un pintoresco lago rodea esta hermosa ciudad, y el puente de la ermita o Kapellbrücke, de madera, es uno de sus monumentos emblemáticos.
El Castillo de Chillon
El castillo de Chillon está situado en las hermosas orillas del lago Ginebra.
Con los más de 300.000 visitantes anuales que el castillo recibe, constituye uno de los lugares de interés turístico más visitados del país.
Los visitantes se muestran atraídos por las increíbles vistas que se aprecian desde las torres del castillo. Aunque la fachada tiene un aura imponente, esta se ve rápidamente disipada por la calidez real y percibida del interior del castillo. Los muros aún están adornados con pinturas del siglo XIV que reflejan el estilo de vida y la cultura del pasado. El dormitorio se ha conservado con la apariencia que tenía cuando el castillo estaba en pleno apogeo.
Otras atracciones famosas del castillo son los salones de recepción y los recintos subterráneos que antiguamente servían como almacén y prisión.
En conjunto, el castillo de Chillon posee 25 edificios y tres jardines. Los dos muros circulares que encierran el complejo llevan protegiéndolo durante siglos.
En verdad, el castillo de Chillon es algo que merece la pena añadir a un itinerario por Suiza, ya que resulta fascinante atisbar allí el pasado medieval del país.
Las minas de sal
Las minas de sal de Bex, descubiertas en el siglo XV, aún siguen en funcionamiento a día de hoy.
Antiguamente, ser propietario de depósitos de sal era sinónimo de poder y riqueza, debido a la importancia de este mineral para el mundo medieval.
En la actualidad, las minas de sal permiten la entrada a los turistas. También existe un museo que recoge la historia de la minería de la sal en la zona desde principios del siglo XVII hasta la actualidad.
Quienes acceden a las minas de sal de Bex se encuentran con un laberinto de túneles y caminos que se extienden a lo largo de unos 50 km. Los turistas llegan hasta el centro de la mina en un pequeño tren minero y, una vez allí, pueden aprender la historia de este mineral al que se ha llamado acertadamente ‘oro blanco’.
Curiosamente, hay un restaurante dentro de las minas, situado a 400 metros de profundidad.
Aquellos viajeros que buscan una experiencia de las que se viven una vez en la vida, la encontrarán en los numerosos túneles serpenteantes de las minas, que llevan funcionando cientos de años.
Parque Nacional suizo
El parque nacional suizo de Engadina se fundó en 1914, y es el más antiguo de los Alpes.
Cubre una superficie de más de 170 kilómetros cuadrados y posee más de 80 kilómetros de pistas en plena naturaleza, senderos y zonas donde ir de excursión, tanto para los senderistas expertos como para las familias.
Los trabajadores del parque nacional suizo se toman en serio la conservación de la naturaleza. No se permite a los turistas apartarse de las pistas señalizadas, para minimizar la molestia a las plantas y animales del parque.
El parque nacional suizo exhibe la inmensa belleza natural del país: es un ejemplo de lo más verde de Suiza.
Zermatt
El pueblo de Zermatt descansa los pies del Matterhorn, una de las cumbres más famosas de toda Suiza. Su situación, en el centro de una región dedicada al esquí y el senderismo, ha impulsado su desarrollo como destino turístico consolidado.
La región circundante dedicada al esquí posee unos 300 km de pistas y 63 líneas férreas de montaña.
Con más de 400 kilómetros de senderos disponibles para quienes desean lanzarse a la aventura, esta zona no solo es famosa entre los amantes del esquí, sino que también es un destino muy querido por los montañeros.
A pesar de encontrarse en medio de esta bulliciosa actividad, Zermatt ha conservado, sorprendentemente, su encanto original de pequeño pueblo de montaña suizo.
Hoy en día, la localidad aún es zona peatonal y las viviendas todavía se parecen a las que en el pasado acogían a sus residentes.
Saint Moritz
La ciudad de Saint Moritz es una metrópoli alpina. En ella abundan los balnearios, los comercios exquisitos y los hoteles de lujo.
El rey Carlos Gustavo de Suecia es uno de los muchos huéspedes célebres que esta ciudad ha recibido.
En 1889, se celebró aquí el primer torneo de golf de los Alpes. En 1935, fue aquí donde se instaló uno de los primeros sistemas de telesilla de Suiza.
Pero en la actualidad, los turistas no vienen para ver los telesilla. Uno de los lugares de interés que sí atraen a los turistas es su torre inclinada, un vestigio de la Iglesia de San Mauricio, que data del 1500.
Otro sitio popular entre los turistas es el museo Segantini, un museo de arte que alberga una enorme colección de obras del maestro italiano Giovanni Segantini.
Basilea
Basilea es la tercera mayor ciudad del país y también la más antigua ciudad universitaria de Suiza. Este núcleo urbano se extiende a ambos lados del Rin. Y en ella convergen distintas culturas, obras de arte y épocas históricas.
Uno de los lugares emblemáticos de Basilea es la enorme plaza del mercado, cuyo ayuntamiento, en arenisca roja y bellamente ornamentado, le aporta un carácter único. También aquí se puede admirar una catedral de arquitectura gótica y de finales del románico.
Hay unos 40 museos en Basilea, lo que la convierte en la ciudad suiza con una mayor densidad de museos. Algunos de estos han recibido la aclamación internacional, como el Museo de Arte, la Fundación Beyeler, el Museo Jean Tinguely y el Museo de las Culturas.
También se encuentran en Basilea los jardines zoológicos, que albergan unas 600 especies distintas de animales. Las criaturas viven en una zona de 11 ha, justo en medio de la ciudad.
En Basilea también hay varios sitios aptos para relajarse. Algunos de ellos incluyen los jardines botánicos, las orillas del Rin y varios parques. Otra actividad interesante para los turistas es hacer un crucero por el río.
Las cataratas del Rin
Las cataratas del Rin son uno de los mayores saltos de agua de Europa. Situadas cerca de Schaffhausen, estas cascadas son una maravilla natural que constituye un ejemplo descomunal de gracia y poder.
La anchura de la cascada es de unos 150 metros; varios cientos de metros cúbicos de agua pasan por ella, a una velocidad de 23 metros por segundo.
En medio de las cataratas del Rin hay una roca que lleva unos 1000 años resistiendo el envite del agua. Se puede visitar, ya que se han construido plataformas para acercar a los turistas a la roca. Allí se aprecia desde una posición privilegiada el impresionante espectáculo del ruidoso torrente del Rin.
Excursiones en barca llevan a los turistas hasta los castillos de Wörth y Laufen, en las proximidades. Los más aventureros pueden alquilar canoas para acercarse más a la cascada.
El complejo de Schloss Laufen, que se inauguró en marzo del 2010 en la zona, aporta un centro de visitantes, un parque infantil y y una exhibición interactiva dedicada a las cataratas, que se llama Historama.
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