El castillo Corvinesti
El castillo Corvinesti, en Hunedoara, se considera la ópera prima de la arquitectura gótica rumana. Se construyó en 1409, como prenda de amistad hacia el Príncipe rumano Voicu por parte del Rey húngaro Segismundo de Luxemburgo.
La residencia real posee torreones cuyos diseños arquitectónicos son tan curiosos como sus nombres: Torre de las mazas, Torre de Capistrano y la enigmática Torre sin miedo. Son una manifestación de la inspiración arquitectónica del castillo, que se remonta a la Europa medieval.
En el centro del castillo Corvinesti se encuentra la majestuosa Sala de los caballeros, que se cree servía como recinto principal para las recepciones y el entretenimiento. Otra habitación admirable del interior del castillo es la sala del Consejo, donde se exhiben antiguas representaciones de los escudos de armas de los gobernantes rumanos.
Este antiguo edificio posee también una gigantesca galería, una capilla del siglo XV y una despensa para proteger los alimentos, llamada ‘el baluarte blanco’. Existe controversia acerca del pozo del castillo, de 30 m de profundidad, del que se dice que fue excavado por tres prisioneros turcos durante 15 largos años.
El Palacio de la cultura
El Palacio de la cultura, en Iasi, es el más prominente recinto emblemático de Rumanía y a la vez es uno de los mayores bastiones de la historia y el conocimiento del país. Construido en 1906, el estilo arquitectónico del complejo es neogótico europeo, ornamentado con finos detalles estéticos.
En su tiempo, el palacio era el edificio más moderno de Rumanía, con iluminación eléctrica, muros a prueba de incendios, calefacción por aire comprimido y sistema de ventilación.
El palacio comprende el Museo de arte, el Museo de la ciencia y la tecnología, el Museo de historia de Moldavia y el Museo etnográfico de Moldavia, cuatro de los más significativos de Rumanía. En la zona norte del conjunto existe asimismo una biblioteca municipal abierta al público.
Aparte de los sectores educativos, el palacio cuenta con numerosas salas antiguas que reflejan la cultura y la historia de la Rumanía medieval. El salón gótico posee estatuas de criaturas míticas rumanas, en el salón de Voievozi se exhiben retratos de gobernantes moldavos y rumanos y el salón de Henry Conanda destaca por su peculiar ornamentación.
Figuras de piedra presiden diferentes zonas del sitio, como el par de arqueros que protegen los muros interiores y el águila posada en la entrada del palacio.
Arcul de Triumf
Homólogo del parisiense Arco del triunfo, aunque algo más pequeño, el propio Arcul de Triumf de Rumanía se alza sobre las animadas calles de Bucarest.
No obstante, el actual arco situado en la vía Kiseleff es ya la tercera versión de este símbolo del orgullo nacional. El original era de madera y se construyó apresuradamente para celebrar la independencia en 1838, siendo sustituido tras la Primera Guerra Mundial y vuelto a desmantelar 13 años más tarde.
El arco del triunfo que se puede ver hoy en día, inaugurado en septiembre de 1936, es un imponente monumento de 27 m de altura, realizado a base de granito y hormigón. Fue diseñado por el excelente arquitecto rumano Petre Antonescu, y en su cara principal, esculpida con gusto, colaboraron algunos de los mejores artistas del país, incluidos Dimitrie Pacivrea, Costin Petrescu, Corneliu Medrea, Ion Jalea y Constantin Baraschi.
Las montañas Rodna
Las montañas Rodna, que forman parte de los Cárpatos, están en el norte de Rumanía y son el centro neurálgico de los deportes de invierno y las actividades invernales en el país. Las crestas montañosas están cubiertas de nieve compacta durante la mayor parte del año, incluido el verano.
Esta cadena mide aproximadamente 50 kilómetros de un extremo al otro, lo que la convierte en una de las más largas del país. Además, sus picos son también algunos de los más altos, en particular el Ineu, con 2279 metros y el Pietrosul Rodnei, con 2303 metros sobre el nivel del mar.
En invierno, las montañas Rodna se transforman en un vórtice turístico, ya que constituyen uno de los mejores lugares para la práctica del esquí. Por otra parte, también el verano atrae a un considerable número de entusiastas del montañismo, que recorren el agreste territorio por estas alturas.
La mayoría de los montañeros efectúan una ascensión de entre 3 y 5 días a las cumbres, mientras que otros disfrutan de la espeleología en las profundas cuevas de la cordillera. Entre las cavidades más famosas de las montañas Rodna está la de Izvuorul Tausoarelor, una de las más hondas de Rumanía, con una profundidad de 479 metros.
La Esfinge de Bucegi
La esfinge es uno de los más fascinantes y misteriosos atractivos de Rumanía. Se alza en la planicie de Bucegi y es una formación rocosa que se asemeja a una cabeza humana. Hay quien cree que es una representación de alguna deidad de las antiguas tribus pelasgas.
Algunos estudiosos de la historia sugieren que esta esfinge de 2216 metros fue la inspiración de la mundialmente conocida Gran esfinge de Gizé, en Egipto. Ambas son de un tamaño similar y tienen cierto parecido con una antigua escultura de Zeus.
La esfinge rumana está “protegida” por otras tres figuras de piedra con aspecto de setas, a las que se ha llamado ‘ los altares ciclópeos de Caraiman’. Éstas formaciones rocosas miden 3 metros y medio de altura y se las conoce localmente como ‘las viejas de Babele’.
En la actualidad, aún se especula sobre el origen de estas figuras pétreas de la planicie de Bucegi. Los investigadores han aportado explicaciones científicas y geológicas, pero en Rumanía hay quien persiste en considerar que los fenómenos sobrenaturales son un factor esencial.
El castillo de Drácula
Quizá el más célebre castillo de la Europa del este, el castillo de Drácula en Bran, Brasov, sigue siendo imbatible en lo que respecta a la atracción global por lo misterioso.
Estaba extendida la creencia de que el complejo sirvió de residencia al sangriento general rumano Vlad Tepes, en el cual se basa el popular personaje del vampiro.
Sin embargo, se determinó posteriormente que lo más probable es que solo hubiera estado escondido en la prisión subterránea del castillo durante un par de días.
El sitio, construido originalmente por los sajones en 1377, sirvió inicialmente como puesto defensivo, para proteger las fronteras meridionales de Bran.
Entre principios del siglo XVIII y del XX, el castillo fue centro administrativo de la ciudad y residencia oficial de la realeza rumana. Una de las destacadas ocupantes del castillo fue la Reina Narie, que residió en él en 1920.
En la actualidad, el castillo de Drácula se ha reinventado, pasando a ser un Museo de historia medieval. Se abrió al público en 1956, tras el derrocamiento de la familia real en 1947.
El monasterio de Capriana
Uno de los lugares históricos, religiosos y culturales más duraderos de Rumanía es el monasterio de Capriana, en Moldavia. Erigida en 1429, su Iglesia ha sobrevivido tanto a tragedias naturales como a las debidas al hombre, ganándose una merecida comparación con el mítico Fénix que resurge de sus cenizas.
El monasterio recibió el nombre de su primer Superior, Chiprian, y aúna influencias ortodoxas rumanas y destacadas manifestaciones del diseño arquitectónico moldavo medieval. El monasterio de Capriana es fruto de la colaboración artística de algunos de los mejores artesanos e ingenieros de Moldavia.
Este lugar sirvió inicialmente como residencia oficial de los líderes regios de Moldavia, antes de convertirse en un recinto religioso. En la actualidad, en el complejo hay tres iglesias diferentes, un edificio de dos plantas dedicado a viviendas, celdas y pequeños habitáculos higiénicos.
Una de las más prominentes atracciones del monasterio es su biblioteca, una de las mayores de Moldavia, que alberga obsequios auténticos de algunos de los más famosos líderes rumanos.
El puente de los mentirosos
El puente de los mentirosos es un importante icono nacional rumano que cautiva la atención de los espectadores por su diseño y ornamentación, tan subyugadores como su nombre. El puente de los mentirosos es un inusual puente de hierro, cargado de adornos neogóticos poco convencionales.
El nombre deriva del término alemán liegenbrücke, ‘puente reclinado’, que suena como lügenbrücke, ‘puente del mentiroso’. Fue el primer puente fabricado a base de hierro en Rumanía, y el segundo a este respecto en Europa.
El actual puente colgante de fundición, construido por el ingeniero de renombre Frederich Hutte, reemplazó la estructura original de madera en 1859 y se inauguró públicamente al año siguiente.
El arco muestra una ornamentación única, con diseños geométricos de flores y plantas. Cuatro columnas de piedra en sus extremos resaltan la obra y una barandilla metálica de estilo gótico la recorre de un lado a otro.
A día de hoy, el puente de los mentirosos es un popular punto de encuentro, así como un lugar para el ocio en Rumanía, especialmente entre las parejas y los jóvenes.
El Ateneo rumano
El Ateneo rumano, ubicado en la capital, es la sala de referencia entre las dedicadas al espectáculo y la música. Es una sala de conciertos de inspiración neoclásica con una acústica magnífica, perfecta para escuchar música clásica.
La gigantesca sala de conciertos, con aspecto de templo griego, fue diseñada por el arquitecto francés Albert Galleron y se abrió al público en 1886.
En su fachada, resguardada por seis altas columnas jónicas, están representadas en piedra cinco antiguas princesas rumanas. La dorada cúpula del Ateneo, adornada con símbolos cargados de significado, se eleva a una altura de 40 metros.
El interior es igualmente artístico, con vastos espacios presididos por más esculturas y cuadros creados por famosos artistas rumanos. Uno de los principales focos de atención es el elegante vestíbulo del edificio, en el que sobresalen cuatro curvadas escalinatas de mármol.
El Ateneo rumano alberga importantes eventos culturales, como convenciones, exposiciones y conciertos sinfónicos de orquestas célebres, como la Filarmónica de Rumanía. Sus salas tienen cabida para 600 personas, con 52 plazas adicionales en los palcos.
El Palacio del Parlamento Rumano
Aparte de lugares de interés histórico y cultural, Rumanía también presume de rascacielos de categoría internacional, entre los que el Palacio del Parlamento rumano encabeza la lista. El palacio es una de las estructuras más altas de la capital.
El anterior tirano rumano Nicolás Ceauçescu creó la ‘Casa del Pueblo’, de doce plantas y 1.100 habitaciones, en un montículo artificial. Una sección del palacio alberga el Parlamento de Rumanía, junto con un museo y una sala de convenciones.
En el interior, el edificio recrea una atmósfera de elegancia y formalidad, con sus techos dorados y fenomenales lámparas. La enorme galería ofrece una vista panorámica de los verdes alrededores del palacio.
El Palacio del Parlamento ofrece visitas guiadas (por un precio) que permiten a todo el que lo desee admirar su magnífica arquitectura y diseño interior.
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