Varna
Varna es la tercera mayor ciudad de Bulgaria. En ella hay una base naval y un puerto marítimo que conectan al país con el resto del mundo.
Aparte de destacar en el ámbito comercial, Varna es también un destino turístico de primera línea. La ciudad ofrece unas vacaciones redondas, con imponentes playas que jalonan la costa del mar Negro, una serie de parques y museos de renombre internacional y un ambiente nocturno de lo mejor de la región.
Para empezar, diríjase hacia el norte, hacia Golden Sands y Sveti Konstantin, donde podrá relajarse en la playa. Se dice que las aguas de la zona tienen propiedades rejuvenecedoras, beneficiosas para la piel.
Cuando se canse de la playa, cambie de entorno con una visita al Sea Garden. Es el mayor parque de la ciudad, con hileras de árboles plantados por cosmonautas, un teatro al aire libre en el que se representan ballet, un delfinario y el Museo naval, donde se exhiben algunas de las antiguas máquinas de guerra búlgaras.
Varna posee algunos de los mejores y más antiguos museos de Bulgaria. El Museo arqueológico de Varna exhibe objetos de los periodos tracio, griego y romano.
La colección más importante del museo es el oro de Varna, el tesoro de oro más antiguo del mundo, que fue encontrado durante unas excavaciones en 1972.
Otro museo importante es el etnográfico. Se aloja en una mansión construida en 1860 y sus galerías exhiben objetos y vestimentas relacionados con la agricultura y la pesca de finales del siglo XIX.
Sofia
Sofía es el corazón y el alma de Bulgaria. Es una ciudad de numerosos contrastes, con edificios neobarrocos que se alzan junto a bloques de la era comunista. Aquí es donde museos sombríos e iglesias de cúpulas bulbosas coexisten con las discotecas y los pub más modernos de la Europa del este.
Sofía es un sitio en cuya plaza principal desfiló el ejército soviético. Décadas más tarde, el país acompasaba su ritmo al capitalismo de la Europa occidental.
Hay mucho que ver en la ciudad. La catedral de Alexander Nevsky es uno de los mayores templos ortodoxos del mundo. Su cúpula dorada tiene 45 metros de altura. El edificio es de estilo neo bizantino y se construyó en memoria de los soldados que murieron durante la Guerra Ruso-Turca.
El Museo de historia nacional posee la mayor colección de objetos de Bulgaria. Más de 500.000 piezas raras se exhiben en él, incluyendo joyería de oro tracia, armaduras medievales y reliquias de la iglesia que se remontan hasta la época bizantina.
Parque nacional de Vitosha
Vitosha se encuentra en las afueras de Sofía. Es una inmensa cordillera montañosa cuyas cimas cubiertas de nieve se elevan hasta los 2000 metros sobre el nivel del mar. Es conocida por sus excelentes pistas de senderismo, zonas de escalada alpina y ríos de piedra que bajan por las laderas, y posee también la estación de esquí más cercana a la capital.
Vitosha estuvo cubierta tiempo atrás de densos e impenetrables bosques de coníferas. Al pie de las colinas existieron asentamientos tracios, que en la actualidad suponen provechosos yacimientos para los arqueólogos.
Vitosha recibe el nombre de Gran bosque de Bulgaria y se extiende desde el mar Negro hasta la costa del Adriático. Los estrechos valles que acompañan al río Vladayska abundan en puntos de interés paisajístico frecuentados por senderistas.
Bansko
La reputación de Bansko como destino invernal de primera categoría atrae a turistas procedentes de lugares tan distantes como Londres y Moscú. Hoteles y alojamientos están completos incluso desde noviembre, y la población de la ciudad se multiplica gracias a los visitantes que se acercan aquí a esquiar y hacer snowboard sobre las blancas laderas de las montañas Pirin.
La importancia de Bansko como centro vacacional de invierno es un añadido reciente a la larga lista de cosas por las que es conocida esta ciudad. Antaño fue un puesto de intercambio comercial para las caravanas que, provenientes de las costas del Egeo, se dirigían al interior siguiendo el Danubio.
En esta localidad nació también el monje Otets Paisli Hilendarski en el siglo XVIII. Sus obras literarias contribuyeron a conformar el nacionalismo étnico búlgaro.
En Bansko se encuentra también el Parque de los osos de Belitsa, un gigantesco recinto que sirve de refugio a los osos rescatados de sus propietarios humanos.
Plovdiv
Plovdiv, el París de los Balcanes, inspira por igual a turistas y nativos, con sus locales recreativos de la época romana, excéntricas galerías de arte y edificios del siglo XIX completamente restaurados, que albergan museos, lujosos restaurantes y elegantes hoteles.
Un paseo por las estrechas calles empedradas de Stariot Grad le permitirá explorar la ciudad vieja y admirar la iglesia de Santa Marina, de siglos de antigüedad.
La mezquita de Djumaya, en el centro de la ciudad, es una de las más antiguas de los Balcanes. Fue erigida durante el período otomano.
Adentrándose más aún en el casco antiguo llegará hasta el anfiteatro romano, hoy restaurado, en el que aún se representan óperas durante los eventos culturales.
Veliko Tarnovo
Conocida como la Ciudad de los zares, Veliko Tarnovo fue la capital del segundo imperio búlgaro durante el siglo XIV. Esta localidad medieval, con sus tejados de terracota, está rodeada de bosques y dividida en dos por el río Yantra.
Arrellanada en lo alto de una colina, como un centinela que vigilara las llanuras circundantes, se encuentra la fortaleza de los Tsaverets. Antaño hogar de los reyes búlgaros, las ruinas que rodean la ciudadela aún guardan algunos de los tesoros ocultos de Bulgaria.
El centro de la ciudad, bajo el Tsaverets, alberga varias iglesias medievales, incluidas la de San Demetrio y la de los Cuarenta mártires. Estos templos se construyeron durante el Segundo Imperio Búlgaro y fueron arrasados cuando los romanos saquearon la ciudad. Descubiertas en la década de los 70, las iglesias aún retienen muchos elementos bizantinos.
Veliko Tarnovo es asimismo sede de dos importantes centros de aprendizaje: la Universidad de Veliko Tarnovo y la Universidad para la Defensa Nacional Vasil Levski. La presencia de estas universidades contribuye a la efervescencia cultural de la ciudad. Su influencia rejuvenecedora no sólo se nota en la vida nocturna, sino en el creciente número de mochileros (en su mayor parte, jóvenes europeos) que patrullan la ciudad.
Koprivshtitsa
A los turistas occidentales puede resultarles difícil pronunciar el nombre de esta localidad, pero no por ello pueden renunciar a sus encantos.
Conservada en buena medida como aldea-museo, la población exhibe viviendas del Renacimiento Nacional Búlgaro. Todas ellas se han restaurado, devolviéndolas a su estado original. Algunas funcionan como casas de huéspedes, mientras que otras se han convertido en restaurantes.
Por toda la ciudad hay museos esparcidos que contienen obras de arte, joyería, bordados y vestimentas del Renacimiento Nacional. Abundan asimismo los monumentos y los edificios conmemorativos dedicados a quienes encabezaron el resurgimiento.
Aparte de ser un extenso museo, Koprivshtitsa es también conocida por su festival de música popular. Cada cinco años, músicos, artistas y artesanos venidos de todo el país se reúnen para festejar el arte y la música en esta pintoresca población.
Ruse
Ruse reposa en las riberas del Danubio. Se la conoce como Pequeña Viena debido a su arquitectura neobarroca, del siglo XIX. La mayoría de los edificios de la ciudad tienen amplias fachadas y sólidas columnatas, elementos definitorios del estilo arquitectónico de dicho periodo.
Los lugares de interés turístico incluyen el Museo histórico regional de Ruse, que presume de una colección de artefactos digna de mención, en la que se incluyen frescos medievales, restos óseos prehistóricos y un juego de piezas para beber vino conocido como el Tesoro de Borovo.
El Museo nacional de transporte exhibe máquinas de vapor y vagones usados antiguamente por los reyes de Bulgaria. Es un museo al aire libre, situado cerca de la antigua estación de ferrocarril de Ruse.
A poca distancia en coche de la ciudad se encuentran las Iglesias rupestres de Ivanovo. En este complejo hay templos, capillas y monasterios tallados directamente sobre la montaña.
Estas iglesias son también conocidas por sus frescos, increíblemente bien conservados, en los que se representan las vidas de los monjes que vivieron antaño en las cuevas circundantes.
En 1979, la UNESCO declaró el complejo Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Nesebar
Conectada al continente a través de un estrecho istmo se encuentra la localidad de Nesebar. Éste sitio es Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO y abunda en edificios históricos, lo que lo convierte en un destino cultural de primera categoría.
Nesebar ya era una próspera colonia en tiempos de los griegos y los romanos. Era un puerto mercantil y una salida estratégica al mar Negro.
Durante la Edad Media, fue un baluarte bizantino. Parte de las fortificaciones que protegían la ciudad aún permanecen en pie hoy en día.
Un montón de iglesias, incluidas las de San Juan Aliturgetos y la del Cristo Pantocrátor, se erigieron para resaltar la importancia de la localidad. En total, se construyeron en ella hasta 40 templos y la mayoría de ellos han sobrevivido, al menos en parte.
Aparte de sus iglesias de inspiración bizantina, Nesebar es conocida también por sus viviendas de madera. Estas se edificaron durante el dominio otomano y su arquitectura refleja el entorno costero.
En la actualidad, las casas de madera están aún habitadas. Algunas se han transformado en galerías privadas y otras en tiendas de recuerdos.
Si se cansa de pasear por los museos vivientes de Nesebar, puede acercarse a la Playa soleada (Slanchev Bryag) que está justo al otro lado de la bahía. Allí encontrará establecimientos ultramodernos para la práctica de deportes acuáticos, que ofrecen cierto contraste con la Antigua ciudad.
Kazanlâk
Kazanlâk es una pequeña población búlgara de apariencia engañosamente humilde a primera vista, pero que posee, de hecho, una inmensa riqueza histórica y cultural.
Sus primeros habitantes, los tracios, construyeron en ella durante el año 4 a. C. la Tumba tracia de Kazanlâk, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1979.
Esta antigua tumba consta de un estrecho pasillo que lleva hasta una cámara funeraria circular, con murales en los que se representa un banquete funerario, con caballos espléndidos y una escena enternecedora, en la que una pareja se coge de las manos en elocuente gesto de despedida.
En la parte norte de Kazanlâk se encuentra el pueblo de Shipka, donde se libró una batalla entre rusos y turcos en la que resultaron muertos muchísimos soldados. Encontrará aquí un monumento a la libertad, dedicado a los rusos y búlgaros que lucharon por la independencia de Bulgaria. Una iglesia conmemorativa con cúpulas doradas y muros rosas se levantó también el sitio para rendir honores a los soldados caídos.

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