Visitar templos

No hay mejor manera de aprender cosas sobre las gentes de un país que entender sus creencias y visitar sus lugares de culto. Al ser una nación predominantemente budista, Laos alberga algunos de los más antiguos templos y monasterios budistas (vat) del mundo. Marcados por el tiempo, pero bien conservados, estos edificios cuentan la historia del país y de la increíble fé de su pueblo.
El That Luang, o Gran Estupa, en Vientiane, es el más sacrosanto monumento de Laos. Considerado como un símbolo nacional, incluye el estupa1 principal y dos templos. Se cuenta que fue construido durante el siglo III para albergar uno de los huesos de Buda. No obstante, la estructura actual data del 1566, cuando fue erigida por un rey laosiano.
Otro templo budista que merece la pena ver es That Dam, ubicado también en Vientiane. Llamado el “estupa negro”, se cree que fue habitado por un dragón de siete cabezas que protegía a las gentes de los siameses. Aunque es uno de los estupas más antiguos, aún permanece en pie sobre terrenos cubiertos de césped.
Sería desde luego imposible visitar todos los templos del país, pero ir a dos o tres es una manera estupenda de poner en marcha su aventura laosiana.
1Estupa: monumento funerario de las tradiciones budista y jainita que contiene reliquias (N. de la T.)
Flotar en cámara de aire

El hecho de que Laos esté lejos de la playa no significa que no tenga estupendos lugares llenos de agua. Aunque esté tierra adentro, este pequeño país cuenta con grandes ríos en los que puede bañarse, gozar de la tibieza de las aguas, sentir la exquisita textura del fondo y tocar el verdadero corazón de la naturaleza. En algunas regiones, hay majestuosos saltos de agua que ofrecen también piscinas naturales, límpidas y frescas.
El río Nam Song es uno de los más populares del país. En él puede nadar y jugar en el agua con toda tranquilidad, y luego descansar en la orilla.
Sin embargo, flotar en cámara de aire, una actividad que permite descender por el río en un gran flotador, sigue siendo la principal atracción en el Nam Song.
Si no lo ha probado nunca, puede compararlo con hacer rafting en una embarcación individual, mucho más pequeña, e imaginarse lo divertido (y peligroso) que puede llegar a ser.
Por supuesto, sería una temeridad intentar deslizarse por los rápidos con una cámara de aire, así que lo advertimos desde ya: ni lo intente.
Aún en aguas tranquilas, subirse a uno de estos flotadores es una manera divertida de disfrutar de los ríos laosianos.
Vivir con los nativos

Sumérjase en la auténtica cultura laosiana viviendo con los propios nativos. Olvídese de las lujosas habitaciones y menús de los hoteles a los que está acostumbrado. Alójese con una familia laosiana en su casa e intégrese en su rutina diaria.
Tranquilos pero trabajadores, los laosianos probablemente le asombrarán por todo lo que pueden llegar a hacer en un día. Prepárese para recibir una lección de humildad al ser testigo de su simple y feliz estilo de vida. Conozca su pasado y presente e imagine su futuro. Únase a sus fiestas y afine el ánimo para mezclarse con la multitud.
Explorar los divinos paisajes del país siempre es más agradable si se hace con gente que quiera enseñárselos. Deje que los laosianos le lleven a sitios donde nunca ha estado. Déjeles contar historias que jamás había oído, y que le muestren el verdadero significado de ser un nativo. Abandone sus reservas y acepte este increíble desafío en tierra extraña.
Hacer fotografías
Laos es un país tranquilo que desencadena habitualmente emociones tranquilas, del tipo que se siente dejando vagar la mirada por la niebla que cubre una plantación de café, los asombrosos colores del otoño en Luang Prabang, o las cristalinas gotas de rocío sobre la vegetación en la meseta Bolaven.
Recuerde que, a no ser que decida quedarse a vivir en Laos, las vacaciones se acabarán y los paisajes ya no estarán con usted. Puede que abandonar semejante paraíso resulte duro, pero llevarse a casa un recuerdo de su belleza no le va a costar ningún esfuerzo.
Ármese de una cámara y estará listo. Allá donde le lleven sus pies, cerciórese de capturar aunque sea un solo momento de su estancia allí. Por ejemplo, inmortalice el buen rato que pasa explorando la jungla laosiana sacando una foto de su vegetación salvaje, o congele su encuentro con Buda pulsando el disparador sin parar.
Laos tiene mil y una razones por las que merece la pena visitarla y solo necesita un pequeño aparato de plástico y metal para llevárselas todas a casa.
Comprar hasta reventar

Cuando se trata de comprar souvenirs, es difícil encontrar un sitio mejor que Laos. Los precios aquí son tan bajos que irse a casa con menos de una docena en la maleta es un crimen.
El mercado local de Vang Vieng vende algunos de los mejores productos de Laos. Aquí encontrará artículos textiles, menaje e incluso alimentos frescos. También pueden adquirirse distintos tipos del tradicional phaa sin (sarong), así como camisas tejidas a mano. Puede igualmente comprar bandejas y cestas hechas de bambú, paja o hierba.
Es necesario, no obstante, que se acuerde de llevar efectivo. Aunque los precios no suelen ser un problema en el país, el pago sí puede serlo: le costará encontrar sitios que admitan tarjetas, así que asegúrese de que lleva encima una buena cantidad de dinero.

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