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Qué hacer en Japón

Visitar templos, santuarios y castillos

Byodo-In Buddhist Japanese Temple

Japón valora mucho su herencia cultural y patrimonial, así como la espiritual. Prueba de ello es la conservación y restauración de los templos, santuarios y castillos centenarios. Estas estructuras históricas se escuentran casi por todas partes en Japón, desde el urbanizadísimo Tokio al tranquilo monte Koya.

Hay prácticamente miles y miles de templos en Japón. De hecho, si visita un municipio, lo más probable es que tenga acceso al menos a un templo. Los templos son un elemento integral del budismo japonés como lugares de culto, así que debe considerarlos sagrados durante su visita. En los templos japoneses puede rezar, quemar incienso y observar las tradiciones budistas correspondientes al recinto. Recuerde inclinarse ante el ídolo principal para mostrar respeto.

Los santuarios son, por otro lado, la morada de los dioses sintoístas, denominados ‘kami’. Los santuarios son lugares de veneración donde la gente reza y presenta sus respetos a los dioses. Cada uno de ellos tiene un objeto sagrado, que está escondido en una cámara para que nadie lo vea. Japón tiene varios miles de santuarios repartidos por todas sus regiones. Cuando visite uno, podrá realizar las prácticas típicas en los templos sintoístas, que incluyen purificarse a la entrada, ofrecer una moneda y rezar a los kami. La oración implica inclinarse, tocar campanas y dar palmadas.

A diferencia de los templos y los santuarios, los castillos tienen más relación con el gobierno. Se construyeron en primera instancia para la defensa y protección de sitios específicos, en épocas de grandes divisiones dentro del antiguo Japón. Muchos de ellos fueron destruidos y, entre los que quedan, algunos se conservan como estaban y otros han sido restaurados. Los castillos son una de las principales atracciones turísticas de Japón debido a su significación histórica.

Contemplar los cerezos en flor

Las flores del cerezo son el símbolo japonés de las nubes, porque cuando florecen anegan el entorno con lo que parecen nubes blanco-rosáceas. Hay cerezos por todas partes, así que puede contemplarlos desde cualquier sitio en el que se sienta cómodo.

Aunque, dado que la contemplación de los cerezos en flor, llamada también ‘hanami’, es una de las actividades preferidas de nativos y visitantes, puede hallar varios puntos de hanami a lo largo y ancho de Japón. De hecho, casi todas las ciudades ostentan sus particulares sitios para la práctica de la hanami. Tokio cuenta con Shinjuku Gyoen y los parques Sumida y Ueno. Yokohama tiene el jardín Sankeien y el parque Mitsuike. Osaka, por su parte, posee el parque Kema Sakuranomiya, el parque conmemorativo de la Expo 70 y el denominado Osaka Mint Bureau. Estos y todos los demás lugares de hanami están cubiertos de cerezos, que al llegar la primavera ofrecen una visión embriagadora.

En muchos de los sitios de hanami se da la bienvenida al florecimiento de los cerezos con una fiesta. Puede unirse a ella y comer, beber y divertirse mientras disfruta el hermoso espectáculo bajo un árbol de sakura. Y no olvide asistir a los festivales de la flor del cerezo, que son tan divertidos y emocionantes como la hanami.

La hanami y los festivales de la flor del cerezo se celebran entre marzo y mayo, pero la fecha exacta depende de cuándo florezcan efectivamente los cerezos.

Senderismo

hiking

Debido a su paisaje montañoso y volcánico, el senderismo es una de las actividades turísticas más populares de Japón. El país ofrece una vasta extensión de terrenos y pistas escarpados que motivan a los entusiastas del senderismo. Japón, dicho de otro modo, es un paraíso para el senderista.

Hay varios caminos por el país, cuya situación incluye mesetas, montañas y llanuras. Están sin pavimentar y suelen ser estrechos, por lo que hay que andar con precaución. Si es usted un senderista novato, quizá prefiera probar primero las llanuras y colinas, pero si le apetece algo de aventura, intente subir las empinadas laderas de las montañas, incluida la más alta de Japón: el monte Fuji.

Llegar al final es solo parte de la emoción, porque al caminar por los senderos explorará en mayor medida la belleza natural de Japón. Las pistas le llevarán a lagos, cascadas, fuentes termales, templos y santuarios, y le permitirán encontrarse con diversas especies animales, como el ciervo o el mono.

Submarinismo

Japón es bien conocido por su paisaje montañoso y escarpado, pero no por sus maravillosas playas. Y huelga decir que el submarinismo no suele asociarse con el país. Sin embargo, Japón, rodeado de agua, cuenta con unos 2000 puntos de inmersión, que ostentan abundante vida marina y arrecifes de coral.

Algunos de los puntos de inmersión más cautivadores de Japón son:
• Isla Yonaguni – famosa por el monumento Yonaguni, una estructura de terrazas submarina que muchos creen resto sumergido de una civilización anterior.
• Península de Izu – presume de aguas frías, peces tropicales y pecios. Está cerca de Tokio, por lo que resulta muy accesible.
• Tappi-Zaki – un conocido punto de inmersión en el norte, que cuenta con distintas especies marinas como el erizo y la estrella de mar.

Ir de compras

Japón es el lugar en el que la electrónica puntera y la última moda estrafalaria se transforman en atractivas mercancías de calidad. Y sí, Japón está abarrotado de locales comerciales, en los que puede comprar cualquier cosa, desde el novísimo portátil a lo último en zapatos. Siempre hay alguna novedad en el mercado, así que si está buscando la versión más actualizada de algo, en Japón la encontrará casi seguro.

Tokio, siendo una ciudad muy urbana, es uno de los destinos más solicitados del país para “ir de tiendas”. Cuenta con varios barrios comerciales, visitados tanto por los nativos como por los turistas. Si se encuentra en Tokio, asegúrese de visitar Shibuya, la meca de las compras para los jóvenes, Ginza, una zona de tiendas de lujo y Akihabara, el barrio de los comercios de electrónica. Aunque la reputación de Tokio es la de ser un lugar caro, puede de hecho encontrar buenas compras, a un precio asequible.

Por supuesto, los barrios comerciales están repartidos por todo el país, y venden productos modernos y tradicionales.