Comer yum cha y dim sum
El yum cha y el dim sum forman parte de una tradición cantonesa añeja que suele practicarse por la mañana o a primeras horas de la tarde. Yum cha significa ‘beber té’, mientras que dim sum se traduce como ‘de corazón’.
Para los hongkoneses, tomar té caliente de crisantemo y mordisquear pequeños bocados de algún tentempié constituye un verdadero alivio tras las batallas diarias. El dim sum incluye una plétora de manjares, como rollitos de primavera, tofu, croquetas de pescado, bollitos, empanadillas wonton, patas de pollo y tartaletas dulces. Normalmente, el tipo de té consumido durante el yum cha varía, desde los suaves tés rojos a los que son algo más fuertes, como el té verde.
Las teterías locales, cuyos menús tienen precios moderados, sirven el dim sum en cestos de bambú. Suelen exhibirse imágenes de las distintas opciones de dim sum en tarjetas plastificadas situadas en la parte frontal del carrito, para orientar a los extranjeros que desean hacer su pedido.
Los restaurantes más caros le proporcionarán un papel con una lista de variedades del dim sum y todo lo que tiene que hacer es marcar las casillas de las que le suenen bien. Ya está listo para un auténtico yum cha.
Asistir a las carreras de caballos en Happy Valley
Acercarse al hipódromo de Happy Valley permite al viajero echar un apasionante vistazo a una de las más animadas facetas de la cultura hongkonesa. Las carreras de caballos se consideran grandes negocios para la economía del país. Puesto que el juego está implicado, tienen un seguimiento masivo en todas las capas sociales.
Las carreras de caballos han sido parte integrante de la sociedad de Hong Kong desde que se celebró la primera concentración en 1843 en una parcela de terreno ganada al mar. Hoy en día la pista de Happy Valley es el principal escenario de la acción equina, con una media de seis millones de apuestas por carrera.
Las carreras nocturnas demuestran ser las más espectaculares, ya que puede ver en ellas las ultimísimas pantallas electrónicas y las luces deslumbrantes, que parecen hacerse más intensas a medida que los marcadores suben. Accesible fácilmente para turistas y nativos, Happy Valley está a solo un paseo de la estación de metro de Causeway Bay.
Por cierto, Hong Kong posee otro soberbio escenario para las carreras de caballos, el hipódromo Sha Tin en los Nuevos Territorios. Presume de una impresionante pantalla Diamond Vision de 70,4 metros de anchura y 8 de altura.
Subirse al transbordador Star para cruzar el puerto
La comunicación en las dos islas principales de Hong Kong se lleva a cabo mediante eficientes sistemas de transporte público, desde diversas rutas de autobús a la bien engrasada máquina que es el metro local, conocido como MTR.
Sin embargo, independientemente de la eficiencia de estos sistemas, ninguno tiene el carácter especial del transbordador Star, que lleva moviendo pasajeros entre Kowloon y Hong Kong desde 1888. Este ferry es de hecho uno de los vestigios del periodo colonial británico.
Más que ser parte de la historia, esta embarcación tiene una reputación simbólica gracias a su funcionalidad. El recorrido de ocho minutos cuesta apenas 25 céntimos de euro (o 2,5 dólares hongkoneses).
El viaje es una forma barata de disfrutar del puerto Victoria en todo su esplendor, en particular de noche. El barco se para en mitad del camino antes de las ocho de la tarde, para que los pasajeros puedan apreciar la festiva exhibición de sonidos, láser y fuegos artificiales durante el espectáculo nocturno de la Sinfonía de las luces.
Subirse a un ding-ding
Hacer turismo por los bulliciosos centros urbanos y barrios residenciales de la isla de Hong Kong puede resultar aún más fascinante si se sube a bordo de uno de los destartalados tranvías hongkoneses.
Llamados con cariño “ding-ding” por los nativos, recorren a 30 kilómetros por hora una ruta que va desde Kennedy Town, en el oeste, a Shau Kei Wan, en el este. A lo largo del camino, los pasajeros vislumbran la vida en las calles, así como muchas maravillas arquitectónicas.
Los tranvías han sido parte del tráfico rodado de Hong Kong desde 1904, convirtiéndose en testigos de la elevación de la ciudad al estrellato global. La flota actual consta de 163 tranvías que transportan cada día un promedio de 230.000 pasajeros.
Pasar un día de tiendas
Desde las gangas en las tiendas outlet hasta la alta costura en las boutiques de los diseñadores, ir de compras en Hong Kong es una fuente de placer culpable para cualquiera que ansíe hacerlo. Los viajeros se enfrentan a tal variedad de comercios que un día es totalmente insuficiente para un merecido atracón de compras.
Los mercados callejeros, como el de Stanley, el de Jade y el mercado nocturno de la calle Temple presentan un desafío para los buscadores “profesionales” de ofertas y sus habilidades para el regateo. Recuerde vigilar sus bolsos y pertenencias mientras recorre los puestos para evitar los hurtos.
Para los más pudientes, que pueden dedicar más dinero a las compras, sitios como Causeway Bay, el Central y el Admiralty son buenos destinos, ya que en ellos abundan las tiendas de las marcas de moda y los grandes almacenes.
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