Tan grande como el propio país es la variedad de preparaciones de la comida china. Desde la comida habitual de los puestos callejeros a la exclusiva gastronomía de los restaurantes de primera línea de Pekín y Shanghái, todo lo que rodea a la comida china es interesante.
He aquí algunas de las más exóticas con las que seguro se topará y que quizá desee probar:
Afrodisíacos chinos
Los chinos creen que las estrellas de mar, caballitos de mar, escarabajos peloteros y cigarras contribuyen a incrementar el impulso sexual. Sirven estas sabrosas delicatessen fritas o asadas y en brochetas, en las calles de China.
¿Que si funcionan? Solo hay una forma de averiguarlo: ¡probándolas! Quizá estos pinchos callejeros expliquen por qué los chinos son el pueblo más numeroso del mundo.
No se deje desanimar por el extraño aspeccto de estos exóticos manjares. El escarabajo pelotero, en particular, se considera el más sabroso de los insectos comestibles del mundo (aunque, efectivamente, se alimente de estiércol de vaca).
Perro
Vale, quizá no quiera probar ésto… pero a los chinos les encanta.
Algunos de los platos basados en perro más vendidos en China son la sopa de sesos, que se considera una estupenda fuente de proteínas, y kebabs de hígado de perro con verduras asados.
Quizá le sirva de consuelo saber que los chinos crían perros específicamente para la cocina: no van por ahí secuestrando mascotas para ponerlas de cena.
Por otro lado, puede que le dé igual que hayan sido criados como “ganado perruno” y no como animales de compañía.
En cualquier caso, es obvio que tampoco a los chinos les importa nuestra opinión al respecto.
Congee
El congee no es comida china exótica, sino un plato chino reconstituyente, muy similar al caldo de pollo occidental. Básicamente, consiste en arroz blanco cocido en caldo de pollo, en lugar de agua sola. Échele carne, verdura, pescado, jengibre, huevos o marisco y conseguirá unas sabrosas y nutritivas gachas de arroz que pueden tomarse cada día, para desayunar, comer y cenar, sin que se sacien sus papilas gustativas.
Y aunque es fácil preparar el congee uno mismo, aún lo es mucho más conseguirlo en un restaurante. Afortunadamente, son platos básicos del menú de la mayoría de restaurantes chinos, incluso los de primera categoría, por lo que no tendrá problemas para encontrar congee en China.
Tofu maloliente
Los chinos probablemente aprecian el tofu maloliente del mismo modo que los españoles aprecian el cabrales: el olor puede ser espantoso, pero el sabor hace que merezca la pena. Dicho sea de paso, a las viejas generaciones chinas no suele gustarles el queso; la leche de origen animal pasada y cortada les parece bastante repugnante.
Una diferencia fundamental entre la producción del queso azul y la del tofu maloliente estriba en que para hacer este último no existe una receta fija. Las distintas localidades preparan con distintas fórmulas la salmuera en la que fermentan el tofu. Esto hace que el sabor del tofu maloliente sea distinto en Changsha, Shaoxing, Shanghái y Chongqing. Parte de la gracia consiste en probarlos todos y decidir cuál le gusta (o le repugna) más.
El tofu maloliente suele servirse frito con alguna salsa o como ingrediente de la sopa o el congee.
Medusas
Primero: si nadie le dijera que son medusas, nunca lo sabría. En el plato no se parecen para nada a esas cosas con forma de paraguas que estamos acostumbrados a ver en las fotos. La primera vez que nosotros las vimos, formando parte de un entrante lauriat1 entre los huevos centenarios y las tiras de carne, pensamos que eran algas.
En cuanto al sabor, tienen una textura algo chiclosa, pero son fáciles de masticar (y no saben a chicle). De hecho, la forma en que abordan al paladar no tiene nada de particular, desde luego nada chocante. Y, por supuesto, no pican.
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