Cataratas Victoria
Los integrantes de la tribu kaolo dieron en el clavo cuando nombraron poéticamente a las cataratas Victoria mosi-oa-tunya, que significa ‘el humo que truena’. Este salto de agua es uno de los mayores y más hermosos del mundo: con sus 2,5 kilómetros de anchura, crea una serie de cascadas preciosas y retumbantes.
Las continuas y humeantes láminas de agua se precipitan espectacularmente en su caída de más de 106 metros y generan potentes brumas que se extienden varios kilómetros. La niebla, que puede verse a cinco kilómetros, parece un velo de ensueño sobre las cataratas y la vegetación circundante.
Las cortinas de agua proceden del río Zambeze, que comparten Zimbabue y Zambia. Y aunque las cataratas están situadas en el límite entre los dos países, muchos podrían atestiguar que las vistas desde Zimbabue son mucho más majestuosas.
Como es natural, ser testigo del gran espectáculo es lo más destacado de la visita, pero también pueden probarse varias actividades turísticas que potencian aún más el encanto natural de las cataratas Victoria. Puede hacer salto con cuerda elástica desde el Puente de las cataratas Victoria, hacer descenso de rápidos más allá de las cascadas y disfrutar de un vuelo panorámico sobre las ruidosas aguas. También está el Parque Nacional de las Cataratas Victoria, que posee exuberante vegetación e interesantes animales salvajes como las jirafas, elefantes, cebras e hipopótamos.
Cualquier visitante se enamoraría de las cataratas Victoria, al igual que lo hizo el misionero y explorador Dr. David Livingstone en 1855. Fue el primer europeo en contemplar ‘el humo que truena’. Fascinado, le puso el nombre de su reina.
Las cataratas Victoria son una de las Siete maravillas naturales del mundo.
Gran Zimbabue
El Gran Zimbabue son las ruinas de un vasto complejo arquitectónico que, según se cree, se erigió entre el 1200 y el 1450 d. C. Ocupa una superficie de 722 hectáreas y constituye el yacimiento de mayor extensión en el África subsahariana y el de mayor renombre del sur del continente.
Las ruinas son realzadas por altos muros de granito. La piedra es bastante común en el contexto arquitectónico, pero lo notable es la forma en que los bloques se unieron sin usar mortero.
Se cree que los responsables de la construcción de esta estructura fueron gentes que hablaban la lengua shona, aunque los colonizadores europeos propusieron en primer lugar la autoría de los árabes, egipcios, fenicios o romanos.
El conjunto al completo es imponente debido a su tamaño, y magnífico en cuanto a construcción. Desde el Complejo de la colina hasta la Gran cerca y el Conjunto del valle, el Gran Zimbabue parece haberse congelado en el tiempo, ilustrando a los visitantes sobre la historia de los pueblos antiguos.
En 1986, el Gran Zimbabue, cuyo nombre se dice que puede derivar de dzimba dza mabwe (grandes casas de piedra) o dzimba-hwe (piedras veneradas), fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
Parque Nacional de Mana Pools
El Parque Nacional de Mana Pools, otro lugar catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, es una amplia zona de reserva, atractiva debido a su lejanía y belleza natural intacta. Situada en Zimbabue occidental, este parque de 2196 km2 está enclavado frente al río Zambeze y se caracteriza por su lujuriante vegetación, lagos y bajíos.
El río Zambeze fluye hasta las llanuras aluviales de la región, creando de manera permanente cuatro lagos interiores. El término shona para ‘cuatro’ es mana, de ahí el nombre de la reserva.
Durante la estación seca, el parque atrae diversos grupos de animales. Especies como los elefantes, leones, cocodrilos, cebras, babuinos, facóqueros, hipopótamos y más de 300 tipos de aves visitan la zona para comer y beber, lo que ofrece a los visitantes una estupenda ocasión para admirarlos.
La observación de la fauna puede hacerse en el transcurso de un safari en canoa, a pie o sobre ruedas; cualquiera de las opciones constituye una placentera experiencia durante la cual contemplar a los habitantes de la selva.
Parque Nacional Hwange
El Parque Nacional Hwange ocupa una posición muy importante respecto a la conservación de la naturaleza y el turismo en Zimbabue. Cubre un área de 14.600 kilómetros cuadrados, siendo el más extenso del país y contando con una elevada densidad faunística.
El Parque se extiende a lo largo de la frontera con el desierto del Kalahari de Botswana y está a una hora de distancia de las cataratas Victoria. En él viven unas 400 especies ornitológicas y 100 de mamíferos, que incluyen jirafas, guepardos, leones, cebras y antílopes. Las poblaciones de elefantes y licaones del Parque Nacional Hwange figuran, además, entre las más densas del mundo.
Para facilitar a la fauna un entorno más favorable, el parque posee varios abrevaderos hechos por el hombre.
La observación de la fauna es la principal actividad turística del parque y puede llevarse a cabo a pie, sobre ruedas o a caballo. La reserva es también ideal para acampar, con excepcionales servicios y zonas de camping.
Lago Kariba
El lago Kariba, situado entre Zimbabue y Zambia, tiene un encanto poético. Está flanqueado por montañas, rodeado de verdor y lleno de islas, creando así un panorama pintoresco e imponente.
Tan hermoso lago nunca hubiera existido de no ser por la construcción de la presa Karima en el río Zambeze. La presa, de 128 metros, se utilizó para la producción hidroeléctrica.
Con una longitud de hasta 2.000 kilómetros, el lago Kariba es una de las mayores masas de agua artificiales del mundo y quizá la más llena de vida. Diversas especies de peces bullen en sus aguas, mientras que distintos tipos de pájaros pueblan los cielos sobre el lago. Y a lo largo de sus orillas hay numerosas reservas naturales.
No hay carencia de actividades en el lago Kariba: puede reservar un safari en canoa, probar el senderismo, ir de pesca y visitar las reservas.
Colinas de Matopas
Conformado por cientos de colinas de granito, el escenario de las colinas de Mantopas revela un paisaje de gran interés. Su nombre en la lengua ndebele significa literalmente ‘cabezas calvas’ debido a su accidentada superficie, suavizada por blandos parches de terreno.
El desgaste y la erosión fluvial de hace millones de años fueron los responsables de la formación de este regio panorama, dando lugar a profundos valles y elevadas cumbres, con rocas colocadas en distintos puntos y posiciones. Hoy día, las colinas de Matopas, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, no solo son un maravilloso territorio, sino también un fastuoso hábitat para gran número de animales salvajes.
De hecho, parte de la zona pertenece al Parque Nacional de Matobo, una reserva natural de primer orden con una próspera comunidad de leopardos, antílopes, babuinos, reptiles, guepardos, cebras y otras especies de fauna salvaje. El parque cuenta asimismo con una abundante fauna ornitológica, que incluye secretarios, águilas marciales, águilas pescadoras y francolines. Pero la más famosa de todas ellas es el águila cafre, ya que el parque posee la mayor población mundial de esta especie.
Completan el paisaje de las colinas de Matopas diversas especies vegetales, pinturas rupestres con siglos de antigüedad de las tribus bosquimanas, lugares sagrados entre los ndebele y yacimientos arqueológicos.
Harare
Harare, antes llamada Salisbury, es la capital de Zimbabue. Vetustos edificios de relevancia histórica se alzan en su suelo y calles asfaltadas los conectan entre sí. Harare es un recinto urbano pero sigue siendo espejo de la identidad e historia del país.
Prueba de ello son los Archivos Nacionales, donde se guarda una colección de diarios, publicaciones periódicas y cuadernos sobre la historia del país y la Galería Nacional, depósito de colecciones históricas y de tallas shona sobre piedra blanda.
Por supuesto, las atracciones naturales también llegan hasta la ciudad. Más de 900 especies de árboles y arbustos pueden hallarse en el Jardín Botánico Nacional, mientras que una colección diversa de animales salvajes, como jirafas, antílopes redunca, cebras, ñúes e impalas, puebla las 277 hectáreas de los bosques Mukuvisi.
El Kopje, Parque Escultórico Chapungu, Biblioteca Municipal de Harare, y el Museo de la Reina Victoria deberían asimismo formar parte del itinerario. Pero comprar productos y artesanía locales sería el culmen ideal de unas vacaciones en Harare, ya que esta es la ocasión perfecta para llevarse a casa una memoria tangible de Zimbabue.
Montañas de Chimanimani
Las montañas Chimanimani son una colección de picos magníficos situados a lo largo de la frontera entre Zimbabue y Mozambique.
La mayor parte de las montañas Chimanimani se encuentra en el lado de Mozambique, pero las laderas de Zimbabue son lo suficientemente cautivadoras como para atraer a los turistas. De hecho, el Parque Nacional de las Montañas Chimanimani, aun sin ser tan popular como otras áreas de reserva, es un hermoso lugar para observar la vida salvaje.
El parque ofrece a los visitantes un espléndido panorama del entorno, indemne y repleto de especies de flora como las orquídeas silvestres, cedros y guisantes de olor. Aquí encontrará también árboles raros y el antiguo árbol de la caoba.
Los bosques pluviales también contribuyen al encanto de la zona, adornando aún más el ya exuberante arreglo de la cordillera montañosa. Completan la escena los arroyos, manantiales y saltos de agua, entre los que destacan las cataratas Velo de novia.
Con 186 especies de aves y una considerable población de antílopes eland, el parque es un buen puerto para cualquiera interesado en la observación de pájaros y otros animales. Y debido a su paisaje natural, esta sierra es también perfecta para el senderismo y la escalada.
Parque Nacional de Nyanga
Ricamente cubierto de fértil verde, el Parque Nacional de Nyanga es el más antiguo de Zimbabue y uno de los primeros en ser designado como tal. Su paisaje se ve realzado por colinas, acantilados y picos, conformando entre todos un auténtico escenario salvaje.
Como todos los demás parques del país, el Nyanga alberga ingentes especies de fauna salvaje, incluyendo leones, búfalos, hienas y distintas clases de antílopes. Por lo tanto, la observación de animales es una actividad popular en la zona.
Aparte de estas criaturas, el parque posee distintas variedades de trucha que pueden hallarse en los ríos y los embalses que salpican la zona. Esto hace que la pesca con mosca sea una actividad que merece la pena practicar en la zona.
Además, en el Parque Nacional Nyanga se encuentran el monte Nyangani y las cataratas Mutarazi, la cima más elevada y el salto de agua con más caída de Zimbabue, respectivamente.
Hacer senderismo por las pistas del monte Nyangani es para almas aventureras. Su cima nos permite contemplar un impresionante panorama de la región de Nyanga y partes de Mozambique.
El Parque Nacional Nyanga es también un sitio estupendo para navegar, nadar y montar a caballo.
Reserva del Valle Savé
Desde 1991, la Reserva del valle Savé ha luchado por conservar las especies salvajes, en particular aquellas que se encuentran en peligro. Cubre una superficie de 3.400 kilómetros cuadrados.
La reserva pretendía en origen salvar al rinoceronte negro, que por entonces estaba en peligro de extinción. Sin embargo, con el paso de los años, otros animales se introdujeron en la zona de reserva, completando una imponente y muy diversa comunidad faunística.
Hoy día, aparte del rinoceronte negro, se encuentran aquí leopardos, leones, guepardos, hienas, jirafas, antílopes eland, hipopótamos, cebras, babuinos, elefantes, licaones y otros. Diversas especies ornitológicas habitan asimismo la Reserva del valle Savé.
Un entorno tan rico como este puede ciertamente ofrecer actividades emocionantes, como los safari a pie, safaris fotográficos, pesca, piragüismo, rápel y bicicleta de montaña.
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