Ver a los grandes simios
Según Charles Darwin, los grandes simios son el eslabón más cercano a los humanos en el reino animal, y afirmó que nosotros somos producto de la selección natural y la evolución.
Observar a los gorilas de montaña en plena naturaleza es ineludible cuando se viaja al Congo y permite presenciar cómo el modo de vida de estos nobles animales refleja nuestra forma de pasar el tiempo dedicándonos a los quehaceres cotidianos.
Los guías turísticos en Kinsasa y Goma ofrecen excursiones al Parque nacional Virunga, donde viven los últimos gorilas de montaña. El permiso para acceder al parque le costará unos cientos de euros; escoltado por los guardabosques podrá ver, durante una hora y desde una distancia cómoda, cómo una familia de gorilas busca comida. Puesto que los animales son susceptibles al contagio de enfermedades, se exige llevar mascarillas.
Los gorilas de montaña viven bajo la amenaza de la extinción. Un censo reciente muestra que quedan solo unos 790 gorilas en libertad. Estas criaturas desaparecerán, si no se las protege, en cuestión de una o dos generaciones.
Hacer un crucero por el río Congo
El poderoso río Congo serpentea atravesando al completo la extensión de la República Democrática que lleva su nombre. Este cauce de agua dulce tiene una longitud de 4700 kilómetros, lo que lo convierte en el noveno río más largo del mundo. El Congo funciona como principal ruta de transporte de mercancías entre Kinsasa y Kisangali, distanciadas 1750 kilómetros.
Hay una agencia turística que ofrece un crucero fluvial entre ambas ciudades, bastante caro, pero si es usted un mochilero ansioso por experimentar el recorrido que hacen los nativos, por un reducido precio puede conseguir pasaje en una gabarra, que incluye un camarote decente y una cafetería con comida. Los transbordadores salen de la capital una vez a la semana.
Un transbordador lleva cuatro gabarras, que sirven como mercado improvisado, al que se dirigen las canoas de los pueblos ribereños para vender sus productos. Artículos locales, tales como cerdos, verduras e incluso carne procedente de la caza ilegal, se intercambian por medicinas y productos industriales. Uno de los momentos destacados de su viaje consistirá en observar desde el techo de la embarcación principal cómo se hacen negocios en cubierta.
Aprender a bailar el soukous
El soukous es un género de música de baile originario del Congo. El baile consiste en hacer sensuales giros con las caderas mientras las manos se mueven lejos del cuerpo. Empezó como rumba africana, antes de que el género se exiliara con los artistas congoleños allá por los años 70. La situación política en Kinsasa se había deteriorado durante de la era Mobutu y las subsiguientes guerras civiles llevaron al país a paralizarse.
Sin embargo, un grupo de músicos llegó hasta París, y su arte se convirtió al instante en todo un éxito. De la noche al día, el soukous se hizo famoso internacionalmente, y cantantes como Papa Wemba y Kanda Bogo Man se convirtieron en estrellas mundiales.
El soukous se refiere tanto a la música como al baile. Es un estilo alegre, suavizado con instrumentos de cuerda y percusión, cuyas letras animadas invitan a salir a la pista de baile. Un subgénero del soukous de ritmo más vivo y mayor vaivén de caderas, el ndombolo, fue retirado de las ondas por el gobierno a principios de la década 2000 y de nuevo en 2005, debido a los sugerentes movimientos del baile, medida que solo sirvió para hacerlo más popular.
El soukous aún suena, incluso con grupos en vivo, en los bares y pub de los alrededores de Kinsasa.
Conocer a los pigmeos
Los mbuti son cazadores-recolectores pigmeos. Viven en la selva tropical de Ituri, que cubre gran parte del Congo nororiental.
Los mbuti fueron los primeros en asentarse en la cuenca del río Congo. Posiblemente los antiguos egipcios se referían a ellos cuando hablaban de ‘el pueblo de los árboles’. Los pigmeos viven en grupos de entre 15 y 60 individuos y se cree que solo quedan entre unos 30.000 y unos 40.000 individuos.
Existe la posibilidad de organizar un viaje a una aldea mbuti durante la visita al parque nacional Okapi. El recorrido incluye una caminata a través de la selva, una expedición de caza y pernoctar en el pueblo. Hay quienes afirman haber visto allí, a las siete de la mañana, niñas de seis años fumando una pipa más larga que ellas. A mucha gente le impresiona la igualitaria estructura social de la tribu en términos de género.
Llevar un chukudu
La carencia de transportes e incluso de carreteras pavimentadas animó a los congoleños a innovar. Los árboles crecen por todas partes y las mercancías procedentes de las ciudades tienen que llegar del mercado a casa. La respuesta congoleña a esta pesadilla logística se llama chukudu.
El chukudu es una carretilla en forma de patinete, hecha en madera maciza y con un manillar en horquilla para dirigirla. Incluso las ruedas están hechas de madera, cubierta con neumáticos para mejorar la tracción.
Se cree que el chukudu se originó en la región de Goma y el lago Kivu. Aunque carece de pedales e incluso de frenos, esta carretilla puede transportar cientos de kilogramos de mercancía. Se ha convertido en algo tan esencial para los pueblos pequeños que incluso se utiliza para transportar a la gente.

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