Grand Baie
Grand Baie fue el primer lugar de Mauricio en experimentar el auge turístico, gracias a su animado espíritu y sus impresionantes enclaves de ocio.
Grand Baie es el sitio al que van todos los mauricianos cuando quieren pasárselo bien por la noche. Restaurantes, discotecas y bares bordean las calles, iluminando la ciudad tras la caída del sol. Las playas son también estupendos destinos. El arenal de La Cuvette tiene mención de honor porque ha sido renovado para transformarse en un lugar más atractivo para el turismo.
Hubo un tiempo en que Grand Baie se llamó De Bogt Zonder Eyndt, que significa ‘la bahía sin fin’. Este nombre se lo pusieron en el siglo XVII los holandeses por su larga costa, aparentemente interminable. En la actualidad, es una ciudad elegante que tiene mucha variedad que ofrecer a quienes la visitan. Las actividades que pueden practicarse en ella incluyen deportes náuticos como el windsurf, esquí acuático y navegación.
La zona de Grand Baie es hoy día el centro turístico del norte de Mauricio; atrás ha quedado la antigua noción de que solo era un centro vacacional más.
Port Louis
Port Louis es la capital y puerto principal de Mauricio. Fue erigido en 1753 por Mahé de Labourdonnais, un gobernador francés muy aplaudido en la isla.
La historia de la ciudad es un poco deprimente, con brotes de enfermedades en los siglos XVIII y XIX que obligaron a las clases profesionales a marcharse a vivir a otro sitio. Esto ha hecho que los mauricianos consideren que vivir en Port Louis no es deseable.
No obstante, hoy día la ciudad está deshaciéndose lentamente de esa imagen.
El puerto de Port Louis está encajado entre los imponentes picos de Le Pouce y Pieter Both: es un paisaje maravilloso, digno de contemplarse.
Alrededor de la principal plaza de la ciudad se alzan edificios de estilo colonial francés, que incluyen el Teatro Municipal, un par de iglesias, una mezquita, la Casa del Gobierno y el Tribunal Supremo, entre otros.
Una visita a la capital le expondrá al habitual bullicio y ajetreo de una metrópoli, lo que contrasta con la arquitectura clásica y actitud tranquila de los nativos en el resto del país.
Jardín Pamplemousses
El Jardín Pamplemousses es un célebre jardín botánico que los turistas no pueden dejar de ver. Construido en 1767, el jardín es oficialmente conocido como Jardín Botánico de Sir Seewoosagur Ramgoolam, y en ocasiones también se hace referencia a él como los Reales Jardines Botánicos.
El jardín exhibe diversas especies vegetales, algunas de las cuales son endémicas y otras son extrañas a la región. Un paseo por los jardines ofrece una deslumbrante muestra de las más coloridas, fragantes y hermosas flores que jamás se puedan imaginar.
Entre las especies florales más preciadas del jardín está el loto rosa, una flor tan rara y delicadamente hermosa que debería anticipar con ilusión el poder admirarla.
La ciudad de Pamplemousses recibe su nombre de unos árboles similares al pomelo, introducidos por los holandeses en Mauricio desde Java. Además de los jardines botánicos, aquí encontrará una fábrica de azúcar desmantelada, la Beau Plan, que se ha reconvertido en museo donde se ilustra la importancia del azúcar y la caña de azúcar para Mauricio.
Garganta del Río Negro
La Garganta del Río Negro se construyó para proteger las maravillas naturales y la vegetación de la zona.
Es el único parque nacional de Mauricio, pero con su inmenso tamaño (6.574 Ha) es probable que no necesite buscar otro.
El parque cubre de hecho el 3,5% de la superficie de la isla y alberga más de 300 especies florales y nueve especies ornitológicas únicas, entre las que se incluye la paloma rosada, en peligro de extinción.
Es posible ir en bus o en un vehículo privado por el parque, parándose para tomar fotografías, por ejemplo frente a las cataratas Alexandra. No obstante, la mejor manera de explorarlo sería a pie, junto con un guía turístico. Las pistas de senderismo atraviesan todo el parque y el mapa del mismo le ayudará a moverse por su vasta extensión.
Las mejores fechas para hacer una excursión por la Garganta del Río Negro caen entre septiembre y enero, la estación de la floración. Durante esta época las flores y los árboles están esplendorosos y los animales sumamente activos, celebrando la llegada de la primavera.
Isla de los Ciervos (Ile aux Cérfs)
La playa y laguna de la Isla de los Ciervos atraen a los turistas por su belleza natural. El paisaje de la playa parece sacado de una película de fantasía: el panorama que ofrece puede codearse con el de las mejores playas del mundo.
Para llegar a la playa, se accede desde la localidad de Trou D’Eau Douce. Puede alquilar una embarcación privada o coger un ferry para llegar a este enclave paradisíaco. Lo mejor es salir pronto para poder disfrutar del día entero en la isla.
Sin embargo, este no es el único atractivo de la Isla de los Ciervos. También hay una colección de formaciones rocosas y coloridos arrecifes de coral, con bancos de peces entrando y saliendo disparados de ellos, a lo largo de la costa.
Aparte de bucear, puede también practicar esquí acuático y otros deportes náuticos en esta zona.
Sin embargo, la mayoría de los turistas optan por pasar perezosamente el día relajándose en la playa de la Isla de los Ciervos, bajo el sol rejuvenecedor y las plácidas olas, que son razones más que suficientes para hacer que este lugar forme parte de su itinerario por Mauricio.
Isla de los Martinetes (Ile Aux Aigrettes)
La Isla de los Martinetes es un estándar internacional en cuanto a protección de los recursos naturales y las especies en peligro de extinción. Situada a 800 metros de la costa sureste de Mauricio, esta reserva natural es un triunfo notable del Mauritius Wildlife Fund.
La reluciente laguna de la isla, sus históricas ruinas y densos bosques, alojan multitud de especies, variedad que la convierte en uno de los primeros países del mundo en cuanto a biodiversidad.
Un guía experto le conducirá por la isla, y es posible que se encuentre animales tan raros como la paloma rosada, la salamanquesa diurna sp. ornata, la tortuga gigante de Aldabra, el eslizón1 de Telfair y el cernícalo de Mauricio.
Por el camino, puede encontrarse hasta 20 especies de plantas endémicas de la zona y el bosque de ébano donde solía vivir el fabuloso dodo antes de su extinción.
Antiguos edificios y ruinas, con cañones y símbolos de la ocupación francesa y británica, recuerdan por todo el terreno la historia de la Isla de los Martinetes.
Haga una excursión por la Ile Aux Aigrettes para incrementar su conocimiento y amor por la naturaleza y entender mejor nuestra responsabilidad de cara a su protección.
Los Dominios del Cazador (Domaine du Chasseur)
El Domaine du Chasseur, o ‘dominios del cazador’, es una reserva natural de 1.000 Ha situada a 300 metros sobre el nivel del mar. Enclavado en Anse Jonchee, en el sureste de Mauricio, este parque tiene una pista de 30 km que los visitantes pueden recorrer a pie, en bicicleta o en un pequeño todo-terreno.
Una interesante y bastante inusual característica de esta reserva natural es que está abierta a la caza, y lo ha estado durante los últimos 20 años. Las presas más corrientes son los ciervos, aunque los jabalíes también son populares.
Para mantener la sostenibilidad del parque el número de animales que pueden cazarse está limitado. Por ejemplo, puesto que hay que eliminar unos 400 ciervos de la reserva para mantener un equilibrio ecológico apropiado, este es el número límite de ciervos que se pueden cazar.
Todo el equipamiento de caza, incluidas las armas y la munición, los proporciona el parque y los guías acompañan en todo momento a los cazadores. Los animales abatidos son propiedad de la reserva natural, pero se permite a los cazadores elegir sus trofeos.
Este sistema tiene una clara ventaja para el cazador: le resulta más fácil llevarse la presa a casa porque el parque ofrece servicios de taxidermia y transporte.
Otras actividades en los Dominios del Cazador incluyen tiro con arco, tiro al blanco, pesca de altura y pesca con caña.
El pueblo de Chamarel
La localidad de Chamarel es una pequeña y tranquila aldea en el suroeste de Mauricio. El pueblo, con su humilde paisaje y hospitalarios habitantes, alberga dos maravillas de la naturaleza: los saltos de agua de Chamarel y la tierra de siete colores.
Los saltos de agua de Chamarel son un par de cascadas increíblemente altas que se desploman decenas de metros por un acantilado multicolor.
Al igual que la tierra de colores, el acantilado está formado por rocas volcánicas que se enfriaron a distintas temperaturas. Poseen diferentes tonos de azul, rojo y amarillo, que pintan una exquisita composición en las laderas desnudas, sobre las que no se permite caminar para conservar la uniformidad del terreno.
Otra cuestión interesante a este respecto: debido a la diferente composición de las partículas de colores, si se mezclan los distintos tonos, las partículas volverían con el tiempo a agruparse por color.
Ganga Talao
El Ganga Talao es uno de los dos lagos naturales que hay en Mauricio. Situado dentro del cráter de un volcán extinguido, el Ganga Talao es un importante destino de peregrinación para el hinduísmo en este país.
Conocido también como Grand Bassin, el Ganga Talao se encuentra en la meseta más alta de Mauricio. Los creyentes hindúes consideran que el lago está conectado con el río Ganges, y esto es lo que les lleva a peregrinar hasta aquí.
En las orillas del Ganga Talao hay un templo dedicado a Shiva. Una vez al año, los peregrinos hindúes abandonan la comodidad del hogar allá donde vivan en Mauricio, y viajan descalzos hasta el templo.
En torno al Ganga Talao se han llevado a cabo varios proyectos de construcción, como áreas para la oración y senderos más seguros, para mejorar las condiciones de la peregrinación.
El lago está a rebosar de peces y anguilas, pero está prohibido cogerlos y comerlos porque los hindúes los consideran sagrados.
Campo de golf de Le Touessrok
En Mauricio hay muchos campos de golf, pero quizá ninguno tan espectacular (ni aquí ni en ningún otro sitio) como el de Le Touessrok, situado en una isla tropical independiente.
Playas de blanca arena y un denso bosque rodean este campo, de 38 Ha de extensión, que contiene además nueve lagos.
Los 18 hoyos tienen magníficas vistas del océano, algo que le resultará refrescante (o quizá le distraiga) mientras hace el recorrido entre ellos.
Tres de los hoyos requieren hacer golpes de salida sobre ensenadas marinas para llegar a las calles. Esto suena difícil… porque lo es.
Afortunadamente, el campo de golf no solo se ha diseñado para desafiar a los golfistas expertos, sino para que los aficionados ocasionales también lo puedan disfrutar.
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