Jamaa el Fna
Jamaa el Fna, la principal plaza de Marrakech, era el lugar donde se celebraban las ejecuciones públicas allá por el año 1050 y de ahí su nombre, que se puede traducir como ‘asamblea de la muerte’.
Hoy en día, no obstante, la plaza está llena de animación. Cada noche, la Jamaa el Fna cobra vida y bulle con una serie de espectáculos públicos. Estas representaciones, que incluyen actos tradicionales y muy antiguos, atraen a multitud de espectadores y turistas hasta la plaza.
Artistas de muy diversos pelajes, como audaces encantadores de serpientes o músicos de moda, así como deslumbrantes vendedores callejeros, dominan el ruedo y se ocupan de proporcionar entretenimiento nocturno. Una serie de restaurantes de lujo y bistrós ofrecen la atmósfera perfecta para que cualquiera, turista o nativo, se relaje y saboree la suave brisa que sopla por la noche en la ciudad.
Jamaa el Fna ha seguido los pasos del mundo moderno, pero aún se aferra a una cultura ancestral, algo que otorga interés a cualquier sitio en estos tiempos. Bajo las luces eléctricas urbanas, la plaza sigue siendo el hogar de leyendas marroquíes y antiguas historias populares. Una muchedumbre de cuentacuentos, adivinos, curanderos y bailarines de la danza del vientre pueblan todavía las animadas calles de Jamaa el Fna.
Qasba de Taourirt
La qasba o alcazaba de Taourirt, que albergó a la segunda línea de mando de los Glaoui a principios del siglo XX, es un imponente fortaleza situada en la ciudad de Uarzazate. En la actualidad, el lugar es testimonio histórico del duradero legado de la dinastía marroquí de los Glaoui.
El edificio se construyó al completo con adobe, una mezcla de arcilla y paja que al secarse se endurece como la piedra. Los paramentos superiores de la fortaleza están decorados con inusuales motivos y adornos geométricos.
En el interior de la alcazaba hay una densa concentración de edificios, callejuelas y puertas. Dentro de los muros hay numerosas escaleras que llevan a habitaciones de extrañas formas, algunas de ellas con decoración en yeso.
Hay casi 300 salas que se pueden visitar en la alcazaba de Taourirt. Algunas de las más interesantes son las antiguas cocinas de palacio y el harén.
Mezquita de Hassan II
Dedicada a su creador, el monarca Hassan II, la gigantesca mezquita de la ciudad de Casablanca es el producto de siete años (entre 1986 y 1993) de esfuerzo artístico conjunto de más de 10.000 obreros, artesanos y artistas.
Casi todos los materiales empleados para construir la mezquita son de procedencia local.
Algunos informes señalan que la construcción de la mezquita costó unos 560 millones de euros.
La riqueza y grandiosidad de la mezquita destacan de forma prominente en su arquitectura, complementando a la perfección su fantástica y estrafalaria ubicación, directamente sobre una porción del océano Atlántico, en un terreno ganado al mar.
Parte del suelo de la mezquita está hecho de cristal, lo que permite a los visitantes rezar a su Creador mientras se arrodillan sobre el mar, y contemplar el cielo divino estando de pie (aunque sólo los miembros de la realeza tienen acceso a esta parte de la mezquita).
El minarete de la mezquita mide 200 metros y cada noche emite un poderoso haz de luz hacia La Meca.
La estructura está construida a prueba de terremotos y tiene calefacción por suelos radiantes, un techo deslizante y puertas eléctricas.
Las visitas guiadas a la mezquita tienen lugar varias veces al día. Cerciórese de que va vestido con modestia. Se le pedirá que se quite los zapatos antes de entrar en la mezquita.
Ruinas de Volubilis
Volubilis fue antaño una rica ciudad romana, productora de aceite y trigo, ubicada en el centro de Marruecos. Las ruinas de los antiguos asentamientos romanos, abandonados en el año tres de nuestra era, están bien conservadas y cubren más de 40 ha de terreno. Aquí residían más de 20.000 personas.
En la actualidad, algunos de los vestigios que permanecen en pie son el Arco del triunfo, antiguas viviendas, una iglesia, puentes, prensas de aceite y baños públicos. Todos ellos reflejan la pretérita vitalidad del enclave.
Los suelos cubiertos de mosaicos, los muros con arcadas y los bustos de bronce que han salido a la luz durante las excavaciones también apuntan hacia la prosperidad de la ciudad.
Los mosaicos son particularmente interesantes, ya que representan imágenes intrincadas e increíblemente bien conservadas de animales, así como de dioses y diosas romanos.
A día de hoy, este yacimiento se considera el tesoro arqueológico más importante de Marruecos. Fue declarado Patrimonio de Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
El palacio real
Fez, la tercera mayor ciudad de Marruecos, representa el corazón de la cultura religiosa, intelectual y culinaria del país. En contraposición con otras destacadas ciudades marroquíes modernas, como Marrakech y Casablanca, Fez rehuye el presente y sigue regodeándose en el esplendor de su pasado, cuando era uno de los puestos de avanzada más civilizados del Occidente durante la Edad Media.
Fez es una ciudad de antiguas mezquitas, santuarios históricos, escuelas islámicas, tabernas y mercados. Una de las atracciones más populares de la ciudad son las 80 ha del Dar el Makhzen, o palacio real, recinto que se remonta al siglo XVII.
El complejo palaciego es una espectacular colección de mezquitas, escuelas e impresionantes jardines. Aunque no se permite a los visitantes entrar en él, ofrece un panorama imponente incluso visto desde lejos.
Las enormes puertas que guardan el jardín del palacio atraen sin esfuerzo alguno la atención del espectador con sus llamadores gigantes de metal. Las puertas son de oro.
Si siente curiosidad por saber lo que hay dentro del palacio, sepa que alberga preciosos tesoros marroquíes que incluyen cerámica antigua, sedas, armas y documentos históricos.
No está de más insistir en que, aunque no se pueda ver el interior, el exterior del palacio merece la pena. De hecho, es una de las principales atracciones turísticas de Fez.
La mezquita Kutubia
La mezquita Kutubia, terminada durante el gobierno del califa Yaqub al-Mansur de la dinastía almohade es la mayor construcción de Marrakech, y la más simétrica. Es famosa sobre todo por su minarete, cuyo exquisito diseño inspiró el de la torre Hassan de Rabat y en el minarete de la Giralda de Sevilla.
La altísima torre mide 69 metros de altura y 12,8 metros de longitud. Dentro de ella hay seis salas, una sobre otra. Una rampa de inspiración almohade lleva hasta el balcón, desde el cual, cinco veces al día, el muecín llama a los musulmanes a la oración.
Visto desde fuera, el minarete ofrece una sorprendente imagen con sus elaboradas tallas de ornamentación floral.
Debido a su altura, el minarete se puede divisar fácilmente desde la plaza de Jamaa el Fna pero, si desea verlo desde la mejor de las perspectivas, diríjase al jardín de rosas situado en la fachada occidental de la mezquita.
Esauira
Esauira es una pequeña ciudad costera a las afueras de Marrakech, que presume de una atmósfera tranquila y una variada gama de actividades placenteras, lo que convierte a esta célebre localidad pesquera en el destino perfecto para las escapadas y las vacaciones.
El segmento de costa atlántica frente a la población es ideal para el surf y kite surf. Sus 10 kilómetros son asimismo excelentes para pasear tranquilamente y practicar deportes de playa como el fútbol y el voleibol.
El principal imán para las gentes que visitan Esauira es el Festival de las músicas del mundo que tiene lugar en junio. Aquí, los ganoua, descendientes de esclavos negros africanos, exhiben su pericia como músicos ¡y su clarividencia! Esta reunión de músicos, espiritualistas y lectores de mentes, que muestran la musicalidad y el misticismo de su cultura, es definitivamente algo que no debería perderse.
El festival no se limita a la actuación de músicos del África negra: artistas de todo el mundo vienen a Esauira para participar en este espectáculo de renombre mundial.
Cabo Espartel
En el extremo noroccidental de África, en el punto exacto donde se encuentran el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, está el cabo Espartel, uno de los lugares de mayor serenidad y encanto de la tierra.
De hecho, el cabo Espartel es el epítome de la serenidad. No está lleno de gente, y sí impoluto, intacto. Todo lo que percibirá a su alrededor será el aroma de la hierba nueva y el frescor de la brisa marina. Allá donde mire, solo verá azules y verdes.
Diríjase a la playa de azules aguas de Robinson. Este sitio es perfecto para pasear, tomar el sol o dedicarse a la contemplación.
Cuando se canse de tanta relajación, puede recorrer el sendero de 5 kilómetros hasta las cuevas de Hércules, donde se dice que vivía el mítico forzudo. Aquí puede montar en camello y hacer recorridos en vehículo por la playa.
No olvide visitar el faro del cabo Espartel, que se alza sobre el estrecho istmo con sus muros blancos y amarillos y sus elaboradas tallas. Es posible que el vigilante del faro no le deje entrar, pero la vista desde el exterior es bastante satisfactoria y es un lugar estupendo para la observación de aves.
Xauen
La pequeña ciudad de Xauen, o Chaouen para los locales, está situada al pie de dos montañas llamadas Ech-Chaoua o ‘los cuernos’. El nombre francés de la localidad, Chefchaouen, significa literalmente ‘mira los cuernos’.
Esta población posee un interesante conjunto de construcciones pintadas de un brillante color azul e incluye antiguas viviendas y edificios, así como zonas pavimentadas abiertas y carreteras. La tradición deriva de los judíos que solían vivir en la ciudad.
Puede interesarle saber que las calles de Xauen son algunas de las más limpias (si no las más limpias) y mejor conservadas de todo Marruecos.
En Xauen advertirá que todo parece remontarse ladera arriba. Las estructuras urbanas terminan allí donde empiezan las empinadas paredes de la montaña. En el extremo de la ciudad encontrará cascadas y el manantial de Ras el Maa, del que proviene el suministro de agua de la localidad.
En las afueras de la ciudad, podrá gozar de la natación y la pesca. Dentro de ella, disfrutará comprando artesanía indígena, prendas de lana, tejidos y el queso de cabra local.
El Alto Atlas
Las montañas del Atlas, que cubren una distancia de unos 2.500 kilómetros, son consideradas la cordillera más alta del norte de África. Forman una frontera natural entre el desierto del Sáhara y las costas mediterráneas y atlánticas.
Su longitud se extiende más allá de Marruecos, por los territorios de Argelia y Túnez.
La parte marroquí de la cordillera está subdividida en tres zonas, el Atlas Medio, el Alto Atlas y el Anti-Atlas.
El pico más alto del macizo, el Jbel Toubkal, se encuentra en territorio marroquí y se alza a 4.167 metros sobre el nivel del mar.
En las montañas del Atlas hay lugares donde se puede encontrar terreno adecuado para hacer trekking. Los interesados en desafíos de más entidad pueden intentar conquistar algunas de las cimas.
Sea cual sea la aventura que elija, seguramente llenará sus ojos con los tesoros naturales africanos, ya que la cordillera del Atlas alberga abundantes ejemplos de flora y fauna endémicos del continente.
Tenga cuidado de no dañar a los animales que vea. Muchos de ellos, como la gacela de Cuvier, el ibis eremita, el leopardo de Berbería y el macaco de Berbería, son especies en peligro de extinción.
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