Luanda
Luanda, situada en la costa del Atlántico, es la capital del país. Es también la ciudad más grande de Angola y buena parte de ella está en la actualidad sufriendo grandes remodelaciones.
Los barrios de chabolas y los antiguos edificios marcados por los proyectiles están siendo sustituidos por torres de muchas plantas y las oficinas de las compañías extranjeras se están buscando un sitio en el país. Las líneas ferroviarias y las carreteras se están renovando también, lo que contribuye a aliviar las atascadas calles de la ciudad.
Poco poco, esta ciudad costera está dejando atrás su apariencia estragada por la guerra para adquirir un aspecto más atractivo y moderno.
Tal y como está, Luanda posee numerosas joyas que cautivan el interés de quienes la visitan. Cuenta de hecho con varias construcciones históricamente significativas. Entre ellas, la principal es la fortaleza de San Miguel, un baluarte portugués establecido en 1576 y utilizado como centro administrativo. En el interior de la fortaleza, que antaño fuera una pequeña ciudad autónoma y centro de retención de esclavos camino de Brasil, hay esculturas de personajes europeos y azulejos que representan la historia del país.
La fortaleza de San Pedro da Barra fue también testigo del tráfico de esclavos que tuvo lugar en siglos anteriores. Se construyó para proteger a los ocupantes portugueses, pero en ella se retuvo igualmente a los esclavos antes de enviarlos a América.
Otros espacios relevantes incluyen la Iglesia de Nuestra Señora del Pueblo, el Mausoleo Augostinho Neto y el Museo Nacional de Antropología. Adornan el paisaje asimismo los edificios coloniales, bares y restaurantes.
Benguela
Un marcado contraste con Luanda lo ofrece la provincia de Benguela, una región bucólica y tranquila en el occidente angoleño. Como casi todo el país, Benguela está inmersa en la reconstrucción y la está llevando a cabo a buen ritmo. En 2009, sus residentes asistieron a la inauguración del Estadio Nacional Ombaka, que fue sede de algunos eventos durante la Copa Africana de las Naciones en 2010.
Las mejoras en transportes (una nueva autopista en la ciudad de Benguela, renovación del aeropuerto y la reconstrucción del ferrocarril de la región) ilustran también los esfuerzos reparadores en la zona.
En medio de las obras, Benguela conserva sus tesoros naturales. Sus playas, que incluyen Baia Azul, Baia Farta y Praia Morena, siguen siendo tan impresionantes como antes y son la fuente del encanto de esta provincia. En conjunto, Benguela ofrece a los viajeros una experiencia memorable y pacífica.
Parque Nacional Kissama
El parque nacional Kissama, que cubre una superficie de 9960 kilómetros cuadrados, quedó prácticamente devastado tras 27 años de guerra civil, como evidencia el hecho de que la fauna casi haya desaparecido. La caza furtiva, generalizada, contribuyó también a la reducción del número de animales.
No obstante, una vez terminada la guerra se adoptaron medidas conservacionistas para restablecer este parque nacional. A través de un proyecto denominado Operación arca de Noé, se trasladaron elefantes, eland y otros animales desde parques superpoblados de Sudáfrica y Botswana hasta Kissama.
La fauna salvaje del parque ha mejorado algo desde la integración de estos animales, gracias a lo cual el sitio está algo más animado que durante la guerra. Para que los turistas puedan disfrutar cómodamente del paisaje, se han puesto a su disposición bungalows cerca del río Kwanza.
Aunque queda mucho trabajo por hacer, Kissama, enclavado a las afueras de Luanda, progresa en la dirección correcta y ofrece a los viajeros una salvaje experiencia angoleña.
El río Kwanza
Al ser la fuente de la energía hidroeléctrica en Angola, el río Kwanza desempeña un papel significativo en el país. Su curso atraviesa el centro de Angola y vierte sus aguas al océano Atlántico. Es asimismo la frontera septentrional del parque nacional Kissama.
El río Kwanza, que da nombre a la divisa nacional, bulle de vida. De hecho, se han encontrado recientemente en él 50 especies piscícolas y sigue siendo un lugar privilegiado para la pesca.
En el Kwanza pueden también observarse aves acuáticas y una gran riqueza vegetal.
Parque Nacional Iona
Con una superficie de 15.150 kilómetros cuadrados, el parque nacional Iona es la mayor de las reservas de su clase en Angola. Fue declarada parque nacional en 1937 y, al igual que el resto de parques nacionales del país, sufrió tremendamente durante la guerra civil.
Ahora, no obstante, está siendo restaurado mediante la introducción de animales pertenecientes a las especies afectadas por la guerra y la caza ilegal. En la actualidad, se pueden ver en el parque impalas, cebras, saltarrocas, diversidad de aves y los “cinco magníficos”: springbok, guepardo, kudú, orix y avestruz.
El parque nacional Iona no sólo alberga diversidad de fauna salvaje; en él residen asimismo distintos grupos indígenas. Conservan intacta su cultura y no tienen contacto con el mundo moderno.
Situada en la provincia de Namibe, este parque nacional es aún más interesante gracias a su topografía, caracterizada por dunas de arena, formaciones rocosas, praderas, sabanas, bosques y terrenos con matorral. Limita además con numerosas masas de agua: el río Curoca en el noreste, el Océano Atlántico al oeste y el río Cunene al sur.
Malanje
La provincia de Malanje es uno de los tesoros angoleños, ya que en ella se encuentran algunas de las atracciones más famosas del país.
En la ciudad de Malanje, capital de la provincia, están las cataratas Calandula. Este cautivador salto de agua cae desde una altura de 105 metros, creando grandes nubes de rocío.
También se admiran en esta provincia las rocas negras de Pungo Andongo, una serie de peñascos de extrañas formas, algunas de las cuales recuerdan a animales. Este interesante lugar está situado a 116 kilómetros de la capital.
El parque nacional Cangandala es otra visita obligada en la provincia de Malanje. Su tamaño, 600 kilómetros cuadrados, lo convierten en el parque más pequeño del país, pero es un frondoso hogar para el gigantesco antílope sable, conocido localmente como palanca negra gigante. Esta rara subespecie del antílope sable es endémica de Angola y símbolo nacional del país.
Lubango
Lubango es la capital de la provincia de Huíla y se perfila contra un paisaje montañoso. Esta particularidad, junto con su frío clima y abundantes atracciones, convierten la ciudad en un destino turístico floreciente.
Sobre el núcleo urbano se eleva Cristo Rey, una estatua de Jesucristo en mármol blanco. Esta escultura se encuentra en lo alto de una colina y desde ella se tienen unas vistas estupendas de la ciudad.
Sólo hay cuatro estatuas de Cristo Rey en el mundo, así que merece la pena visitar ésta estando en el país. El Cristo angoleño se construyó entre 1945 y 1950, al igual que las esculturas de Lisboa y Río de Janeiro. La más reciente de las cuatro se ejecutó en 2010 y se encuentra en Swiebodzin, Polonia.
Si quiere sentir aún más la fascinación de los rasgos naturales de Angola, suba a 2600 metros sobre el nivel del mar para llegar hasta la fisura Tundavala. Enclavada entre Lubango y Namibe, esta fisura volcánica ofrece un panorama imponente de las llanuras.
Dése el lujo de vivir una aventura más recorriendo el paso montañoso de Leba, un sendero sin barandillas que serpentea entre Lubango y Namibe. A 1845 metros sobre el nivel del mar, este camino zigzagueante permite avistar cascadas, formaciones rocosas y el paisaje circundante mientras le lleva hasta su destino.
Lubango es un lugar plenamente turístico, en especial gracias a su oferta de restaurantes, cafeterías y alojamientos.
Huambo
Huambo, capital de la provincia del mismo nombre, fue una de las ciudades más prometedoras durante la ocupación portuguesa y, de hecho, casi llegó a ser capital colonial, como sugiere su nombre anterior, Nova Lisboa. No obstante, durante los largos años de la guerra civil se convirtió en un campo de batalla y no logró desarrollarse por completo.
Los esfuerzos de reconstrucción de la ciudad empezaron al acabar la guerra. Huambo volvió a ser un tranquilo lugar de interés turístico. Gracias al verdor de su entorno y al agradable clima del que goza, esta ciudad es un escenario ideal para una agradable aventura turística.
Las montañas enmarcan el núcleo urbano y parques y jardines resaltan aún más la exuberancia de Huambo. El más notable de ellos es el Parque Almirante Americo Tomas, situado en el centro de la ciudad, que cuenta con una reserva natural y un parque infantil.
La belleza de Huambo se completa con sus edificios coloniales, que permiten atisbar el pasado colonial de la ciudad, y con sus ríos, que resultan perfectos para la pesca.
Parque Nacional Cameia
El parque nacional Cameia, situado en la provincia de Moxico, está recuperándose tras la caza furtiva generalizada y el éxodo de la fauna provocado por la guerra civil.
Los animales que emigraron a los países vecinos han empezado a volver al parque nacional y es de esperar que, unidos a las aves que aún pueblan el territorio, lo conviertan de nuevo en un sitio lleno de vida.
Esto no es un imposible: el parque nacional Cameia tiene un medioambiente exuberante, como demuestran sus arboledas y los lagos que bordean la zona, y puede dar cobijo perfectamente a las especies que vuelven a él.
También están realizándose mejoras en el parque que lo hagan más atractivo para los turistas.
Miradouro da Lua
A unos 40 kilómetros de Luanda se encuentra el extraño y cautivador Miradouro da Lua, o ‘mirador del valle de la luna’. Este nombre es muy apropiado para el paisaje debido a su aspecto lunar.
El panorama del mirador, caracterizado por pináculos y aristas fruto de la erosión, se extiende a lo largo y ancho del terreno, mostrando una escena que embelesa y, al mismo tiempo, confunde a quien la contempla.
El paisaje es especialmente atrayente durante el ocaso. Cuando el sol empieza a ponerse, los rasgos del extraño territorio se hacen aún más patentes.
El Miradouro da Lua es una de las atracciones más destacadas de Angola y se merece un puesto en cualquier itinerario angoleño.
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